El informe destaca que la revisión de la Contabilidad Nacional ha puesto de relieve un papel mayor de la inversión en la recuperación económica, sobre todo en activos intangibles y construcción no residencial. El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) estaría teniendo un impacto más significativo de lo esperado, elevando la capacidad productiva del país.
Según BBVA Research, el crecimiento seguirá apoyándose en la demanda interna, mientras que la contribución de la demanda externa será cada vez más negativa a medida que se modere el tirón del turismo. No obstante, las exportaciones de servicios no turísticos continuarán avanzando con fuerza, impulsadas por la transformación digital y la apertura de nuevos mercados.
La entidad estima que el consumo privado crecerá un 3,3% en 2025, favorecido por la recuperación del poder adquisitivo gracias al aumento de los salarios y la moderación de la inflación, que se situará en torno al 2,5% el próximo año. La inversión también mantendrá un ritmo sólido, con un avance del 5,7%, especialmente en vivienda y construcción.
Los tipos de interés más bajos -el euríbor cerrará 2025 en el 2,2%- contribuirán a impulsar el crédito y la inversión de familias y empresas. Además, la política fiscal expansiva, con medidas de apoyo tras la DANA de 2024 y un mayor gasto en defensa, seguirá reforzando la actividad.
Sin embargo, BBVA advierte de riesgos relevantes que podrían alterar el escenario: el impacto de los aranceles entre EE. UU. y la UE, la apreciación del euro, la falta de vivienda asequible, los problemas de productividad y la fragmentación política, que dificultan la adopción de reformas estructurales.
El informe prevé que la tasa de paro continúe bajando hasta el 10,5% en 2025 y el 9,9% en 2026, con un aumento sostenido del empleo. La deuda pública seguirá moderándose, desde el 101,7% del PIB en 2024 hasta el 100,7% en 2025.
En definitiva, BBVA dibuja un panorama de crecimiento sólido pero vulnerable, apoyado en la demanda interna y en la inversión, aunque condicionado por las tensiones globales y los retos estructurales que aún arrastra la economía española.