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El encuentro entre Page y Núñez deja una foto de distensión en un momento de una elevada crispación política
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(Foto: José Ramón Márquez // JCCM)

El encuentro entre Page y Núñez deja una foto de distensión en un momento de una elevada crispación política

jueves 22 de noviembre de 2018, 14:13h
El fondo de la reunión: los pactos sobre la financiación autonómica, el agua, el empleo o la lucha contra la despoblación, había pasado a un segundo plano. El encuentro esta mañana entre el líder del PSOE de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el del Partido Popular, Francisco Núñez, estaba precedido por el incidente la tarde antes en el Congreso cuando un diputado de Esquerra Republicana escupió al ministro Borrell. Era el último capítulo del ambiente de crispación que domina la política española. El simple apretón de manos entre los representantes de las dos fuerzas hegemónicas de Castilla-La Mancha era todo un logro y trasladaba una imagen de normalidad institucional.
Las encuestas del CIS de septiembre y de octubre reflejaban que casi el 90 por ciento de los castellano-manchegos considera que en estos momentos hay mucha crispación en la vida política española. De ahí que el primer encuentro entre los líderes de las dos formaciones políticas tenga un fuerte significado y haya generado un clima de distensión, después de una legislatura en la que el gobierno ha jugado al “pim-pam-pum” día sí, día también, contra María Dolores de Cospedal. Una estrategia que era respondida con la misma munición por parte del Partido Popular contra Emiliano García-Page. Eran las dos dianas de todas las ruedas de prensa de uno y otro partido. El clima entre ambos partidos se enrarecía y subían los decibelios, sin que estos llegaran a atronar. Todavía permanecía el poso del acuerdo de la Transición. Había un límite de tolerancia que aunque se tensaba no se llegaba a romper. Ese espíritu de la Transición no respetado por Podemos, que ya en el gobierno del presidente García-Page ha llevado a cabo varias iniciativas que venían a encender los ánimos en el PP. La última propuesta desestabilizadora e incendiaria, que llamaba a la irritación, se producía hoy mismo, cuando los miembros del Grupo Parlamentario Podemos aparecía en el pleno con camisetas serigrafiadas con una peineta y el lema “non grata”, volviendo a pedir como hace pocas semanas que las Cortes de Castilla-La Mancha declararan “persona non grata” a María Dolores de Cospedal.

El presidente García-Page había instigado la estrategia de la confrontación durante toda la legislatura para reafirmar la defensa de los intereses de la región frente al gobierno nacional (en el que Cospedal era ministra de Defensa) y para desacreditar en Castilla-La Mancha a su predecesora. El relevo en el gobierno nacional y la entrada de Pedro Sánchez en La Moncloa le habían desbaratado parte de su estrategia. Por ello se decidió a iniciar una política de encuentros sobre temas sectoriales por algunos de sus consejeros con los diferentes partidos para terminar ofreciendo al líder del PP una reunión el día del Debate sobre el Estado de la Región. La reunión debería ser para convenir posiciones comunes en defensa de la financiación, el agua el empleo y la lucha contra la despoblación. Esas posiciones permitirían al presidente reclamar ante el gobierno de la nación como una cosa de todos los castellano-manchegos lo que durante la época de Rajoy se reclamaba como una cosa del gobierno socialista de Castilla-La Mancha.

Francisco Núñez, que había sido elegido en el último congreso como presidente del PP en sustitución de Cospedal tras la dimisión de esta, aceptó la propuesta y los estrategas de ambos partidos hicieron un planteamiento de sacar rentabilidad al encuentro. Así las cosas, el incidente de la tarde antes en el Congreso de los Diputados desplazaba el interés, que ahora recaía en el gesto del apretón de manos.

Tras la reunión, los equipos del gobierno y de la oposición han tratado de rentabilizar el encuentro como tenían previsto. En el PP tras la reunión comunicaban que “Núñez propone al PSOE acuerdos en materia de agua, empleo y financiación autonómica para mejorar la vida de los castellano-manchegos”.

Por su parte el portavoz del gobierno se arrogaba los acuerdos: “El gobierno regional -señalaba en su comunicado tras el encuentro- celebra que el PP de Castilla-La Mancha haya accedido a buscar acuerdos en materia de empleo, financiación autonómica y agua”.

Y aún más, añadía: “Si lo de hoy no es circunstancial, si lo de hoy no es anecdótico, si lo de hoy finalmente se convierte en una nueva dinámica, creo que el presidente García-Page puede estar muy orgulloso y muy satisfecho de haber convencido al Partido Popular de haber cambiado esa actitud”.

Era el límite al que el gobierno estaba dispuesto a llegar en materia de distensión con la oposición, aunque no dejaba la ocasión de tratar de presentar al presidente del PSOE como un político centrado y dialogante, y señalaba el papel de “centralidad, utilidad, consenso y diálogo” del jefe del Ejecutivo castellano-manchego frente a los “insultos, escupitajos” y el “espectáculo indecente” que se vivió este miércoles en el Congreso de los Diputados, situación que ha calificado como “lo peor que puede dar la política”.
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