El día del mañana de los cinco partidos más votados

El domingo los populares rompieron su suelo regional que se estableció hace 32 años, en 1987, con García-Tizón como candidato, cuando el PP todavía era Alianza Popular. El suelo estaba en el 34,4%. Fue en una convocatoria en la que un partido de centro intentó lo que ha intentado Ciudadanos (11,4% de los votos y 4 escaños de 33). Fue el Centro Democrático y Social que fundó el ex presidente Suárez y que sacó un 10,6% de los votos y 4 diputados de 47, y otro partido el democristiano Partido Demócrata Popular, aliado de los populares en el 83, obtuvo otro 1,71%. Fue una época en la que la izquierda más allá del PSOE y la zona más templada de la derecha intentaron romper el bipartidismo en la región y casi lo consiguen. La cosa duró hasta 1999, año en el que el bipartidismo terminó por vencer el pulso.

Ahora, el planteamiento de los populares es iniciar la recuperación. Lo dijo su secretaria general, Carolina Agudo. Pero esa nueva etapa queda para después del verano. El comienzo es cerrar los huecos abiertos en la organización y curar las heridas, cultivar los afectos y minimizar los desafectos. Luego, construir un relato regional y no abandonarlo como hizo en los últimos meses con el que empezó a diseñar en 2016. No hay futuro sin pasado. Lo entendió García-Page, que había construido el relato de los “recortes de Cospedal” y que lo mantuvo hasta el último día. Con los resultados del domingo y para no depender de nadie, el Partido Popular tendrá que buscar de aquí hasta 2023 doce puntos, o lo que es lo mismo ganar 125.000 votos.

En la organización no hay nadie que levante la cabeza, ni tan siquiera aquellos que han mejorado sustancialmente en sus pueblos o ciudades los resultados de las autonómicas. La hora no es de cuchillos, sino de restañar heridas. En los despachos no deben perder mucho tiempo en tratar de buscar la lectura menos mala, sino en construir puentes internos y externos. Pocos son los peones que se pueden mover en el tablero, porque el PSOE ha cerrado casi todos los espacios y porque hay un actor nuevo en la escena.

Ahora el tiempo para situar a la infantería es para algunos dirigentes del PSOE que aspiran a encabezar la candidatura de 2023, que puedan pensar en la sucesión. Porque aunque para largo se fía, las piezas empiezan a colocarse en las casillas de salida ahora, con permiso del presidente –claro- que es el que manda y el que quiere diseñar el futuro del PSOE y al que avalan los resultados.

Lo de Podemos pinta mal. Para recuperar espacio electoral hay que trabajar mucho, muchísimo. Y eso no se llegó a hacer ni cuando se disponía de una infraestructura de más de veinte personas liberadas. Lo que augura que el descenso irá a más y que se volverá a niveles por debajo del 5% que en su día tenía la izquierda más allá del PSOE.

Y en cuanto a Ciudadanos, tiene que hacer su espacio para tratar de no morir de éxito como en su día le sucedió al CDS. Cerrar una nueva organización funcional que construya un proyecto regional más allá de los grandes mensajes nacionales y reforzar los liderazgos.

Vox, que se quedó como cuarta fuerza política entendió que parte del éxito está en la comunicación. Pero le faltó tiempo. Ahora está ultimando su proyecto y tiene cuatro años para desarrollarlo. Pronto, habrá noticias en papel impreso.