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Tras rebajar las listas de pruebas y de consultas, la quirúrgica sigue siendo la asignatura pendiente de la sanidad pública

Tras rebajar las listas de pruebas y de consultas, la quirúrgica sigue siendo la asignatura pendiente de la sanidad pública

  • El presupuesto anual de asistencia sanitaria ha crecido en 340 millones de euros en la última legislatura
  • Las esperas quirúrgicas han aumentado en los procesos cuyo impacto económico es mayor

miércoles 28 de agosto de 2019, 20:30h
El gobierno regional confía en que las inversiones en infraestructura hospitalaria y tecnológica iniciadas en la pasada legislatura, el aumento en las plazas formativas de Médicos Internos Residentes (MIR), el cumplimiento del Plan de Renovación Tecnológica y la consolidación e incremento de plantillas permitan atajar el principal problema de la sanidad pública regional, el de la lista de espera quirúrgica, tras haber logrado el proceso de recuperación en las listas de espera para primera consulta de un especialista o para pruebas diagnósticas. Mientras, sigue apoyándose parcialmente en los servicios privados para tratar de contener el problema y aplicando la fórmula de derivación de pacientes entre complejos hospitalarios públicos para sacar el máximo rendimiento a los recursos con los que cuenta en la actualidad.

La cuestión es, como ya se señaló en la primera entrega de este reportaje, que la lista de espera estructural regional es la más elevada del país con una tasa de 8,38 pacientes por cada mil habitantes y si la modernización del sistema regional de salud va a ser capaz de absorber en un tiempo prudencial ese tapón, que afecta a once procesos concretos: cataratas, hernias inguinales, prótesis cadera, artroscopia, varices MM.II., colecistectomía, hallux valgus, adenoamigdalectomía, hipertrofia benigna de próstata, quiste pilonidal y túnel carpiano. O si, por el contrario, es necesario, acudir a la colaboración puntual con el sector privado para poner los marcadores a cero, sin que esa medida posibilista pueda interpretarse como un giro programático para “privatizar la sanidad” o hacer dejación de la defensa de la sanidad pública. Una medida con un coste próximo a los 100 millones de euros.

Retomamos el análisis del problema de la lista quirúrgica donde lo dejamos en el primer reportaje ofrecido ayer: Por procedimientos, tanto en Castilla-La Mancha como en el conjunto de España, el mayor déficit que registra el sistema público de salud es para poder operar de cataratas. En el país los pacientes con la opacidad en el cristalino superan los 98.000 y representan el 42% del total de pacientes en espera quirúrgica estructural. En Castilla-La Mancha son 8.335, el 51,5%. Las cataratas son la causa más común de pérdida de visión en personas mayores de 40 años y es la causa principal de ceguera en el mundo.

Los 8.335 castellano-manchegos que esperan una operación de cataratas representan el 8,5% de todos los que se encuentran en esa situación en España. Además deben aguardar el doble de días que el resto de compatriotas en su misma situación para ser intervenidos. El impacto medio por la intervención en cada uno de los ojos afectados por cataratas es de 1.500 euros. La única diferencia en los costes de una cirugía de cataratas suele estar relacionada directamente con el tipo de lente intraocular que se utilice para su realización, ya que por ejemplo las lentes intraoculares trifocales de última generación tienen un coste más elevado que, por ejemplo, la monofocal.

El siguiente proceso con mayor déficit estructural en la región es el de hernias inguinales que padecen 2.198 ciudadanos pendientes de operar. Son el 7,71% del total de españoles que se encuentran en la misma situación. En Castilla-La Mancha, deberán esperar un promedio de 118 días y en el resto de España de 83. Su operación viene a tener un coste de 2.500 euros. Una hernia inguinal no es peligrosa necesariamente, aunque puede ser dolorosa. Sin embargo, si no mejora por sí sola, puede provocar complicaciones potencialmente mortales. Normalmente el médico recomienda la cirugía para reparar una hernia inguinal que es dolorosa o que se agranda. La cirugía tradicional, con incisión e implantación de malla requiere menos tiempo de intervención y más de hospitalización que la laparoscópica.

Tras estos dos procesos, cataratas y hernias inguinales, las operaciones pendientes tienen un fuerte impacto económico. El tercer procedimiento con mayor concentración de pacientes en la región es la colecistectomía (indicada para pacientes que sufren problemas de salud provocados por el desarrollo de cálculos en la vesícula). Son 1.195, el 8,36% de todos los que hay en España. El impacto económico por cada colecistectomía laparoscópica es de 4.500 euros.

1.006 pacientes aguardan una artroscopia, una intervención que permite llevar a cabo la reparación o el diagnóstico de una lesión producida en una articulación. El coste depende de la articulación y de la gravedad de la sesión. El impacto económico está en torno a los 2.900 euros. Más cara es la prótesis de cadera. En la región hay 684 pacientes con esa dolencia en lista estructural. El alcance de la intervención varía dependiendo de la técnica y los materiales. El impacto económico es de 8.200 euros. Ya hace cinco años el estudio realizado en 15 hospitales públicos de tres Comunidades Autónomas (País Vasco, Andalucía y Canarias), por un equipo encabezado por Carmen Herrera Espiñeira ya apuntaba a que “El coste de la estancia hospitalaria (4734,76€), es el principal determinante del coste de estas intervenciones. El coste total obtenido (7645,39€) es similar al reflejado en otros estudios realizados en España y en otros países desarrollados” (puede consultarse aquí).



La lista se completa con 518 pacientes (7,40% del total nacional) para una intervención de túnel carpiano, cuyo impacto está en torno a los 1.500 euros, con 463 personas con varices. Para solucionarlas existen varios tipos de operaciones, pero la más usada es la técnica convencional de safenectomía, más conocida como stripping y cuyo coste está ligeramente por debajo de los 2.000 euros. Además 780 están pendientes de una adenoamigdalectomía (para tratar el adenoma de próstata). La intervención con láser de tulio tiene un coste de casi 6.000 euros. A estos 780 casos (6,81% del total nacional) hay que sumar otros 289 de hipertrofia benigna de próstata. Otras 211 personas (1,46% del total nacional) aguardan una cirugía de hallux valgus (corregir la desviación del hueso del pie causada por los juanetes) cuyo impacto está en torno a los 2.600 euros y finalmente 36 (0,78% nacional) aguardan ser operadas de un quiste pilonidal (fístula en el coxis). Su precio en la medicina privada ronda los 2.000 euros.

Cuando hace cuatro años el primer gobierno de García-Page echó a andar, el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, se encontró con un presupuesto de 2.200 millones de euros para atender a la salud de los castellano-manchegos, (de los que 1.187 se habían gastado en el primer semestre). De los fondos 1.200 millones estaban reservados para las nóminas del personal sanitario, de los que se habían gastado la mitad. Cuatro años después de aquellos números, el gasto del programa ha subido hasta los 2.540 millones, un 15,5%, en números redondos, de los que 1.344 son para los gastos del personal. La nómina de médicos, enfermeros y celadores ha subido un 11%, en un contexto en el que el gobierno mantiene que la recuperación salarial de todos los empleados públicos está en torno a esa cifra.

El sistema sanitario había pagado duramente los efectos de la crisis. Su recuperación se producía a un ritmo más lento del esperado y deseado. Los ingresos de la Comunidad crecían pero no al ritmo necesario, al tiempo que había que reducir el crecimiento del gasto para cumplir con los objetivos de déficit.

El PP había preparado en 2014 y 2015 un plan de choque para rebajar las listas de espera que habían ido creciendo en la primera mitad de su mandato, caracterizada por los drásticos ajustes en personal, inversiones y compras de bienes y servicios. Y cuando hizo los traspasos dejó 32.902 pacientes en espera de una operación (3.566 de ellos con plazos superiores a los seis meses), 62.210 para ser vistos por un especialista en primera consulta (5.972 con tiempos de espera por encima de los dos meses) y 11.342 para ser sometidos a una prueba diagnóstica (de ellos 2.573 con plazo mayor a 30 días). Cuatro años después y con más fondos gastados en derivaciones sanitarias, la lista quirúrgica había subido a los 36.772 pacientes (de ellos 10.804 en espera superior a los seis meses), la de primera consulta por un especialista se había rebajado a 48.407 pacientes (de ellos 8.340 con plazos superiores a los dos meses) y la de pruebas diagnósticas había adelgazado hasta los 5.752 (de ellos 2.166 en espera de más de 30 días).

Esos son los datos gruesos, los que emplean gobierno y oposición en los debates para presumir de gestión propia y criticar la ajena. Pero esas cifras desagregadas por especialidades reflejan la realidad de la sanidad regional, sus principales fortalezas y debilidades. La pauta la marca la lista quirúrgica, porque las operaciones requieren de más personal, material sanitario, farmacia hospitalaria y de hospitalizaciones, en definitiva la cirugía precisa de muchos recursos, y la falta de ellos es la que marca la lista estructural. En el siguiente reportaje se ofrecerá un análisis de la desagregación de la lista por hospitales y por especialidades, un dibujo de las fortalezas y debilidades del sistema hospitalario de la Comunidad.

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