La fiebre de Pokėmon Go no deja indiferente a nadie, ni siquiera a las instituciones de la región, como las Cortes de Castilla-La Mancha, reconvertidas en el mundo digital en un gimnasio Pokėmon.
Desde su lanzamiento en España el pasado 15 de julio, Pokėmon Go ha sido objeto diario de noticias cuando menos curiosas. Miles de jugadores se han lanzado a las calles teléfono en mano para buscar curiosos y variopintos seres gracias a esta aplicación que combina la geolocalización, los mapas por satélite y una de las franquicias animadas más exitosas de todos los tiempos.
El objetivo es claro, buscar por todo el globo los cotizados Pokémon con el fin de “hacerse con todos”. Paralelamente existen lugares destacados, como las pokeparadas, puntos en los que aprovisionarse de materiales para continuar la caza y los gimnasios, lugares en los que poder formar equipos con otros jugadores y enfrentar a los coloridos personajillos en batallas virtuales.
Estos gimnasios, en un principio, eran asignados en el mapa según el criterio de Nuantic, empresa desarrolladora del juego. No obstante, posteriormente se ha añadido la posibilidad de que sean los propios jugadores los que reclamen la creación de un gimnasio en una zona determinada. No sabemos si éste es el caso de nuestro parlamento autonómico, pero lo que sí es innegable es que las Cortes se han convertido en parada obligatoria para los fans toledanos del videojuego. El gimnasio, actualmente en nivel 5, dispone de dos Vaporeon en niveles superiores a los 1.100 puntos de combate, lo que, si usted no es un gran experto en la temática Pokémon, es mucho, muchísimo.
Por otro lado, quizá el nombre de las criaturas que defienden el Parlamento regional le resulte familiar, ya que fue la aparición de un espécimen similar la que causó un verdadero caos en Central Park (Nueva York) hace tan solo una semana, suceso del que se hicieron eco los medios de comunicación de medio mundo. Y nosotros, olvidados manchegos, disponemos de nada menos que dos Vaporeon en plena Cuesta del Calvario, chúpate esa Central Park.
No sabemos si bajo el pseudónimo “Quentintarantem” se esconde algún diputado o simplemente un transeúnte espabilado que pasaba por allí. Eso sí, los ocupantes del Convento de San Gil podrán ahora aprovechar los ratos muertos y buscar pikachus por los pasillos.
Si (
No(
