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Arrimadas agita la política en un momento de fuerte crisis económica que demanda estabilidad
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(Foto: Congreso de los Diputados)

Arrimadas agita la política en un momento de fuerte crisis económica que demanda estabilidad

jueves 18 de marzo de 2021, 19:48h
Ha sido la semana de la agitación política en una situación económica donde se necesita estabilidad y las aguas tranquilas. El error ha sido de una clase política que ha mirado más el interés de partido que el general. La principal responsable de la desestabilización de la situación ha sido Inés Arrimadas. El ministro Ábalos no se queda atrás.
Arrimadas trata de explicar lo inexplicable. No hay justificación de peso para haber lanzado un ataque desmedido a su socio en varias comunidades y haberse aliado para ello con su hasta ahora enemigo público número uno, Pedro Sánchez. La convulsión política ha generado un clima de inestabilidad malo para la economía y, a decir de los resultados, también pésimo para la política. Arrimadas ha de dar la explicación en voz alta a los ciudadanos, más allá de ocurrencias de comunicación. En voz baja debe darlas a aquellos que impulsaron con recursos y esfuerzos el proyecto liberal. No es que se haya pegado un tiro en el pie. Arrimadas a empujado a Ciudadanos al suicidio. Lo que ha trasladado Arrimadas con su jugada es que Ciudadanos ha dejado de ser un proyecto útil y un proyecto que genere confianza. Al partido naranja le va a costar recobrar ese valor.

No es el momento de mociones de censura. Sánchez dice y dice bien que es necesario estabilidad y lucha para conseguirla para su gobierno. El país no está para bromas y juegos de sillas. Acabamos de pasar uno de los peores meses de la pandemia, la población está emocionalmente agotada, las empresas y los autónomos no ven cerca la recuperación, si es que ven posibilidades de recuperarse.

El circo montado en Murcia (la única región de España en la que se ha mantenido la generación de empleo) ha saltado a Madrid, uno de los motores económicos de España. Y ahí la carpa es mayor. Ya no hay una pista, sino tres o cuatro. Las encuestas empiezan diciendo que Podemos podría no obtener representación en la Asamblea y su líder trata de evitar el roto y se pone al frente. Nada tiene que perder. Le basta mantener la representación, porque de no conseguirlo con él o sin él en la candidatura, habría tenido que dimitir como secretario general de los morados. Y esa pelea ha abierto brecha en el gobierno, que el presidente se ha apresurado a cerrar. Los mensajes que llegan son de “Tanta paz lleves como descanso dejas, Pablo”. No sólo desde las filas socialistas, también desde posiciones moradas.

Habrá que esperar hasta conocer los resultados. No ya por ver quién gana y por cuánto. Sino para saber la posición de Podemos y de su líder, que no está acostumbrado al silencio. Puesto a soñar, puede pensar en pasar del riesgo de desaparición en Madrid a tener una plataforma más mediática y plantarle cara en poco más de dos a Pedro Sánchez o incluso gobernar Madrid.

Pero más allá del interés de los partidos que se confronta en Madrid y cómo puede afectar a los ciudadanos. Los dos temas principales sobre la mesa son la forma de gestionar la pandemia y la pretendida armonización fiscal que viene reclamando la izquierda desde otras Comunidades y que vendió Gabriel Rufián al anunciar el voto favorable de Esquerra Republicana a los presupuestos del Estado.

Vamos que lo que está en juego es si se van a mantener o van a subir las cantidades que tendrán que pagar los ciudadanos cuando reciban una herencia o una donación, si se va a mantener o se va a subir el tramo del IRPF o los impuestos por la compra de una casa. Porque la armonización fiscal va de eso.

Por lo que se refiere al modelo de gestión de la pandemia, Madrid se ha caracterizado por unas medidas más suaves que otras Comunidades con el fin de que se viera menos afectada la economía.

Sin entrar a enjuiciar uno u otro modelo, fiscal o de gestión sanitaria, es evidente que el foco sobre esos temas los puso el propio presidente del gobierno y su equipo, que establecieron una estrategia beligerante con Madrid y de posicionar a Ayuso frente a Casado. Gracias a esa maniobra, aquella presidenta desconocida hace meses para muchos hoy ha aumentado su grado de conocimiento. A decir de las encuestas, también su grado de reconocimiento. Conocimiento y reconocimiento son las dos necesidades que debe tener un líder político. Ahora sólo hace falta saber si ese grado de reconocimiento le permite revalidar su cargo o no.

Por lo pronto, tanto ella como Iglesias centran y polarizan la campaña. Iglesias quería liderar una coalición con Más Madrid para acceder a la presidencia. Mónica García, la portavoz del partido de Errejón, le ha dado un zasca a Iglesias y a su partido. Un zasca de feminismo e igualdad.
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