No obstante, el gobierno ha ido aumentando ese gasto desde 2013, cuando estaba en 110 puntos básicos. Esos 122 puntos alcanzados en 2020 suponen, además, que tras la caída registrada entre 2009 y 2013, que llegó a ser de 32 puntos, nuestra Comunidad ha ido incrementando el gasto por habitante en los últimos siete años.
2020 cerró con Cataluña al frente del gasto autonómico por habitante. La comunidad catalana había recuperado casi la totalidad del terreno perdido entre 2009 y 2013, algo que sólo ha conseguido hacer Castilla y León, Navarra y Valencia. Por su parte Madrid y el País Vasco son las dos únicas regiones cuyos gobiernos autonómicos han incrementado el gasto por habitante desde 2009.
En el análisis más detenido de los datos se observa que se ha producido un cambio sustancial en la estructura del gasto autonómico desde 2003. Los gobiernos regionales han sacrificado fundamentalmente la inversión pública y el apoyo a la inversión privada. Así los gastos por habitante de capital en 2009 estaban 19 puntos por encima de 2003, sin embargo, en 2020 están 31 puntos por debajo. En Castilla-La Mancha en 2009 las inversiones públicas y el apoyo a las privadas estaban 40 puntos más altas que en 2003. En 2020 estaban 52 puntos por debajo y es junto a Asturias, la región española que más ha retrocedido en la formación de capital público y en el apoyo a la del privado.
En cambio, el gobierno de Castilla-La Mancha ha recuperado prácticamente el nivel de gasto corriente por habitante (nóminas del personal, compra de bienes corrientes y ayudas a actividades que no son de inversión). En este paquete destacan por su volumen las nóminas del personal docente y del sanitario, los gastos en material farmacéutico, las derivaciones a clínicas privadas y el coste de las recetas de las farmacias, así como las ayudas sociales. El conjunto del sector autonómico no sólo ha recuperado el gasto corriente que tenía en 2009, sino que lo ha superado en cuatro puntos porcentuales.
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