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DEL “LO QUE FUNCIONA NO SE CAMBIA” DE RAJOY, A LA FRACTURA EN PODEMOS
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DEL “LO QUE FUNCIONA NO SE CAMBIA” DE RAJOY, A LA FRACTURA EN PODEMOS

domingo 12 de febrero de 2017, 13:50h

De casi la unanimidad del partido en el gobierno a la quebrada unidad interna en Podemos. Si nadie discute a Rajoy en el PP, la nueva formación de la izquierda radical ha afrontado su primer enfrentamiento democrático por el control del poder interno, que ha supuesto una contestación importante a la figura de Pablo Iglesias, pero menor de lo esperado por algunos sectores y de la que los errejonistas habían calculado. Iglesias revalida la secretaria general, consigue que su lista sea la más votada y Errejón pierde el pulso.

En el PP se abre un periodo que será en el que se marque la transición. En Podemos hay que esperar para saber si se produce la integración o el conflicto. Los comportamientos del secretario general meses atrás en Madrid y otras organizaciones territoriales recuperaron una palabra desaparecida hace décadas del escenario político: purga. Tras el congreso nacional de la formación morada han de celebrarse los regionales, entre ellos el de Castilla-La Mancha, donde los dos diputados representan grupos diferentes. García Molina, a los pablistas y David Llorente a los anticapitalistas. Podemos, un partido emergente, con éxito electoral con un buen funcionamiento ha escenificado la máxima contraria a la pronunciada por Rajoy.

En el PP lo dijo Rajoy: “Lo que funciona no se cambia”. Era lo esperado. Más allá de los deseos de los adversarios y de los enemigos, la lectura antes, durante y después del congreso no admitía dobleces. La actual dirección del PP es la de la tercera victoria electoral seguida -dos en menos de un año-.

Es la que ha incorporado a una nueva generación, la de los Casado, Maratón y Levy y sobre todo es la que ha impuesto una gestión interna que destierra cualquier sombra de duda sobre actuaciones que pudieron darse en el pasado. Y ese es el mérito de la secretaria general, que ha establecido una nueva forma de hacer de puertas adentro. No rehuyó la cuestión en su informe de gestión. De hecho, fue el corte que mereció la atención de todos los medios de comunicación.

Había quien quería cobrar pieza, pero se equivocó de tiempo y de lugar. Maíllo, el nuevo coordinador, controlaba el debate de la famosa enmienda de las incompatibilidades y ya sabía lo que le esperaba unas horas después. No se podía permitir el lujo de una jugada que alentó semanas antes, pero que, de haber prosperado, le hubiese podido dejar en la cuneta.

En el PSOE de Castilla-La Mancha, en esa obsesión por Cospedal, que alguien debería mirar, emitió un comunicado con el que entraba de lleno en la vida interna del PP. Un grave error conforme esta el patio socialista. Cristina Maestre, la número tres de los socialistas castellano-manchegos, entró cuchillo en mano en el debate interno del PP y abrió la puerta a que le paguen con la misma moneda. Rompió una norma no escrita de cortesía política. Esa cortesía que había hecho que ni el jueves pasado ni el próximo se celebren debates en las Cortes regionales para que los diputados de PP y Podemos se pudieran centrar en sus congresos.

Dijo Maestre que “la acumulación de cargos de Cospedal no haya sido aprobada por los pelos, denota que a una parte importante de los militantes y a cargos del PP no les gusta ese afán de la secretaria general por ostentar varias responsabilidades”. Dicho queda el parecer de la dirección del PSOE regional sobre las incompatibilidades, no vaya a ser que a futuro -o en el presente- alguien pretenda acumular o de hecho acumule varios cargos en el seno del PSCM-PSOE.

La elocuencia socialista en Castilla-La Mancha en torno al PP contrasta con el silencio que ha mantenido el PSCM-PSOE sobre su principal enemigo, Podemos, con el que se disputa la primacía de la izquierda.

Errores aparte, el cónclave de los populares demostró que en este tiempo las aguas bajan tranquilas, y que el debate del PP en estos momentos no es sobre personas. Sirvió para fortalecer al que está y a los que optan por estar en un futuro. La entrada de un coordinador no resta poder a la secretaria general. Ya se dijo eso cuando Rajoy nombró a los vicesecretarios. Quien conozca la vida interna del PP y de cualquier partido sabe que el patio feo es el de la gestión de la organización territorial. No es esta una labor que dé muchas satisfacciones, porque desde ella se gestionan todos los egos. Es la que trata de poner paz en los encontronazos y luchas territoriales y es la que promueve cambios al frente de algunos comités ejecutivos provinciales y regionales.

Podemos, por su parte, ha tratado de dilucidar un camino entre los diversos itinerarios, sensibilidades y perspectivas. Y, a pesar de las escenificaciones de besos y abrazos, ese debate ha abierto heridas. Los próximos meses servirán para ver qué profundas son y si el itinerario elegido es el que más concuerda con el electorado que quiere captar.

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