El gran derrotado del 26-J es sin duda Pablo Iglesias, el que ganó las encuestas y perdió las elecciones. Iglesias es el responsable de que en España no gobierne la izquierda para bien o para mal. Los sociólogos de facultad estaban encantados con lo que apuntaban los sondeos y demostraban un gran desconocimiento del pueblo español. No bastaba con agitar la teoría del caos. Iglesias debería haber aprendido de su compañero García Molina, que en Castilla-La Mancha permitió la investidura del candidato socialista y le hizo rehén de dos votos para cuatro años.
En las vísperas preguntaba un compañero, el director de otro medio de comunicación, que cómo veíamos el 26-J. La respuesta era de sociología a pie de calle: el PP reforzará su mayoría, el PSOE dará la sorpresa y ganará a Podemos, y Ciudadanos caerá traspasando escaños al PP. No era necesario tener una cátedra en sociología, ni una plaza de profesor universitario, como sucede en muchos cuadros de Podemos. Basta conocer un poco la idiosincrasia del pueblo español. El militante socialista se sentía ofendido por Pablo Iglesias. El PP había planteado la campaña como una dualidad: la estabilidad o el riesgo radical de Podemos. Y, por más que le pese a muchos, los votantes de Izquierda Unida también se sentían decepcionados con el secretario general de la formación morada. El ego de Iglesias y la errática campaña de Podemos generaron una realidad virtual alejada de la realidad ciudadana. Como afirma García Molina Podemos necesita hacer un análisis profundo “porque los rusos –se refiere al PP en un símil futbolístico- también juegan. El discurso del PP ha sido apelar a un al miedo y ese discurso ha sido mucho más poderoso que la racionalidad de las medidas políticas”
"Por más que le pese a muchos, los votantes de IU también se sentían decepcionados con el secretario general de la formación morada"
Molina, secretario general de Castilla esquiva entrar en la dinámica de si su compañero Iglesias debe dimitir después de que hayan perdido el 20 por ciento de los votos en apenas seis meses: “Cuando un partido tiene una hemorragia que no cesa entonces es cuando tiene que hacer algo. En el fútbol se suele cambiar de entrenador y eso a veces es un revulsivo. No siempre. Pero en Podemos tenemos que articular muchas cosas para determinar porqué se sube o se baja”. Molina no desaprovecha la ocasión de la pregunta de clm21.es para tirar la puya al PSOE, “que debe preguntarse las razones por las que baja de forma continuada”.
Y lanza un aviso al presidente de Castilla-La Mancha y secretario general de los socialistas en la Comunidad: “Se abre un escenario nuevo en España y en Castilla-La Mancha y el PSOE tiene que decidir si va a apoyar a un gobierno del PP, si se va a echar en los brazos de una política conservadora o una progresista”. Y Por si no ha quedado lo suficientemente claro repite: “Aquí, también va a tener que elegir”. Recuerda que “en Castilla-La Mancha hemos puesto en marcha políticas a favor de la gente. Sin embargo cuando se le pregunta por los motivos de que esas políticas no se hayan traducido en votos reitera que el análisis es complejo.
Si (
No(
