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Manifestación de agricultores en Madrid
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Manifestación de agricultores en Madrid (Foto: Isabel Infantes - Europa Press)

El gobierno pierde el relato en plena sacudida económica

Por CLM21
lunes 21 de marzo de 2022, 09:24h

Cuando los españoles de a pie saben de la subida del combustible porque la padecen en sus carnes, tratar de orientar la huelga de camioneros como un asunto ideológico o de orden público es un error mayúsculo, porque poco público compra ese relato. El gobierno pierde la batalla de la comunicación en un momento clave de la legislatura. Baste señalar otro asunto: Nadie ha explicado detenidamente la posición del presidente en dos cuestiones clave: Por un lado, la estrategia para bajar el precio de la luz, un asunto que afecta a todos los ciudadanos y que ya está paralizando la actividad económica y disparando la inflación. En segundo término, el cambio de postura radical y de la noche a la mañana en la cuestión del Sahara.

Vayamos por parte, la reacción del gobierno ante la huelga de camioneros ha estado cargada de soberbia de poder, de desprecio al pequeño y de infravaloración de las consecuencias. Y más allá de la crítica a los huelguistas, nadie ha dicho hasta ahora cómo va a solucionar o al menos tratar de solucionar el conflicto que tiene su base en un aumento de costes (especialmente el del combustible) y una congelación de tarifas. Hemos oído decir que no iban a existir problemas de desabastecimientos, que son unos violentos, que no representan a nadie, que con ellos no se habla, que son de extrema derecha y hasta que hacen un favor a Putin. Si ese es todo el relato que tiene el gobierno para solucionar el problema, el gobierno tiene un serio problema político y de gestión.

En cuanto a la luz, se atisba que el presidente quiere una respuesta común de la mayor parte de los países de la Unión. Pero eso queda a la imaginación y a la interpretación de los analistas, porque nadie en el gobierno ha explicado a por b cuál es la estrategia detallada para bajar el recibo de la luz a familias y empresas y si eso va a afectar sólo a los “más vulnerables” o va a ser una solución más profunda y estructural.

En el caso del Sahara, nadie ha explicado si el giro tiene que ver con aliviar la tensión en nuestra frontera sur con Marruecos, si tiene que ver con el suministro de gas y es para desbloquear el gaseoducto argelino a su paso por Marruecos, a si es un estrechamiento con los aliados occidentales, si se habló y en qué términos con el gobierno argelino, con la oposición nacional e incluso con los coaligados del gobierno y la mayoría parlamentaria que sustenta al presidente. Porque este tema es una cuestión de Estado.

Cuando tanto se pide unidad y diálogo, el gobierno se ha desmarcado con el giro silencioso y silenciado en la posición en torno al Sahara, de la que ha habido conocimiento por las informaciones del gobierno marroquí.

El gobierno, lo quiera o no está perdiendo el relato, está perdiendo la calle y está perdiendo credibilidad y capacidad de maniobra política.

La semana arranca con esas tres cuestiones sin que nadie haya dado la más mínima explicación y a ellas se suman los ecos de la manifestación del sector agrario. Dice el gobierno que 150.000 manifestantes tratado ganar la batalla de los números. Dicen los organizadores que más de 400.000. Y la batalla no es de números, es de fondo. El sector primario ha dicho basta, los autónomos del transporte dicen basta, parte de la flota está amarrada, algunas empresas tienen problemas de abastecimientos y han parado la producción, otras lo han hecho porque no pueden asumir los costes energéticos… Esto es algo más, bastante más, que una agitación de la extrema derecha. Porque de serlo, el gobierno estaría reconociendo a esa franja política una gran fuerza en la calle que desborda al propio ejecutivo. ¿Y los sindicatos qué opinan de esto? ¿Y qué soluciones le dan a estos problemas? El silencio es atronador

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