García Molina pidiendo a su gente más madera. Las encuestas -la de Metroscopia para El País y la de Gad3 para Abc- han puesto más de los nervios a Podemos. La inundación del hospital de Toledo ha puesto de los nervios al gobierno autonómico y al PSOE. El PP, como ganador, aguanta en aparente tranquilidad la encuesta y, cerrados sus congresos, inicia su presión sobre el gobierno de García-Page para tratar de volver al Palacio de Fuensalida. La maquinaria ya se ha puesto en marcha. Y el fallo de los tribunales sobreseyendo la causa “Sufi” y determinando que no hubo delitos ni de prevaricación, ni de cohecho, ni de financiación ilegal, viene a limpiar a los populares de Castilla-La Mancha.
Las encuestas le empujan a meter caña al gobierno y se queja de la suavidad de algunos medios con el ejecutivo
Esa es la esencia que ha marcado la actividad política semanal. El PSOE quiere recuperar imagen, dice que quiere dialogar de lo que antes trató de imponer: los presupuestos -credibilidad rota- porque los presupuestos, si son rápidos -que es lo que quieren en Palacio- pueden dar oportunidad a hacer un balance del “segundo año triunfal” e incluso llevar a cabo un cambio de caras.
El lunes, José García Molina -el reelegido- daba instrucciones a los suyos molesto con García-Page y con algunos medios de comunicación: “Hay que apretar las tuercas al gobierno. Y hay que hablar con los jefes de informativos y con los directores de los medios”. El secretario general de Podemos se mostraba muy molesto con lo que él entiende complacencia de algunos medios con el gobierno y con el PSOE. Mostraba su perplejidad por la suavidad con la que estaban tratando algunos temas, como la inundación del hospital de Toledo. Y también trasladaba su fuerte malestar con el gobierno que él y su partido propiciaron. Que hace lo que le da la gana y hay que meterle caña, más caña. Ese era el ánimo.
El gobierno quiere un presupuesto exprés que permita afrontar la segunda mitad de legislatura con aire… y cambio de caras
Y es que las encuestas del fin de semana habían despertado todos los nervios. Dicen los sondeos de opinión que el PP volvería a ganar, que el PSOE de Sánchez sube 5 puntos y se pone en 100 escaños, que Podemos baja más de un 10 por ciento y se va a los 56 diputados y, por si fuera poco, que Ciudadanos les sopla el cogote y está en puertas de trasladar a la formación morada al cuarto puesto del tablero político. Y Carolina -Bescansa, claro, la socióloga- relegada y fuera de foco. Errejón en sus primeros escarceos de su exilio madrileño. Pablo Iglesias, el líder peor valorado.
Así las cosas –inundación y encuestas- el martes, dos meses después de que fracasara el intento del gobierno de imponer sus presupuestos, los portavoces de los grupos reciben la carta del consejero diciendo que quiere hablar y sacar adelante el proyecto. En Podemos –de los nervios- dispuestos a no contestar. En el PP –cortesía parlamentaria y poco más- ante lo que consideran un nuevo servicio de peluquería del ejecutivo.
Oye, y es que la inundación del hospital requería cambiar el paso, que el Virgen de la Salud parecía un arroyo de aguas de lluvia y de colectores, intentando ser achicado por todo el personal mientras que el gobierno -patapum p’arriba- decía que no se estaba viendo afectada la actividad asistencial. Y es que -cosa de la comunicación política- ni una tromba podía con la “buena gestión”. Lo cierto es que se vio afectada la actividad y que la tromba de agua dejaba en evidencia que la Consejería no había realizado las prometidas obras de los colectores con las que evitar que se pudiera dar la situación que se dio -San Google recogía el 23 de diciembre las promesas del consejero de estas y otras obras para mayo-. El día 17 ya las había hecho la directora gerente del Servicio de Salud. Era tromba y era mala gestión. Lo de tromba viene bien aclararlo porque hubo quien habló de tormentilla. Hubo mucha agua, que no pudo canalizarse porque no estaban hechas las obras prometidas.
El PP pone en marcha su maquinaria de cara a mayo de 2019
El gobierno había bautizado las obras de parcheo del Virgen de la Salud como “plan puente”, mientras llega el nuevo hospital -el de nunca acabar-. “Es un documento abierto, que se va a consensuar con los profesionales y que, entre otras actuaciones, contempla la ampliación de la sala de espera de familiares, de pacientes generales y la de pacientes pediátricos en Urgencias, la acometida del drenaje de aguas pluviales para evitar inundaciones, la dignificación de los accesos exteriores, vestíbulo y admisión, así como la adecuación de nuevos espacios para el trabajo de los profesionales…”. Palabra de consejero.
Era una cuestión de cinco millones y primero iban a estar terminadas, al menos parcialmente, en abril, luego en mayo, luego antes del verano y luego se iban a hacer en verano para no interferir la actividad asistencial, porque son los meses con menos movimiento en el edificio.
Una más en la cuenta de la gestión sanitaria. Y en Palacio quieren remodelación sí o sí. Y en el Partido Popular han concentrado sus baterías -fuego a discreción- contra los responsables de Sanidad y de Hacienda. En las comparecencias públicas de los diputados del PP se lanzan algunas trazadoras contra los titulares de Educación y Sanidad, sobre los que hasta ahora concentra la crítica Podemos -juego de palo y zanahoria-.