Respecto a junio, el número de pacientes reconocidos en la lista aumentaron en un 2.773, un 8,2 por ciento, lo que supone el mayor incremento mensual en el último año. Hay que tener en cuenta que en 2016 la variación de julio respecto a junio fue de 911 pacientes. Si la comparación se hace respecto al mes de julio del año pasado, teniendo en cuenta unos períodos homogéneos donde se producen vacaciones del personal sanitario, el aumento es de 2.713 personas y supera el 8 por ciento en un año.
El fuerte deterioro de la lista quirúrgica, presenta a finales de julio una circunstancia que refleja el empeoramiento de la sanidad pública regional con el actual gobierno. El número de pacientes que superan el límite máximo legal para operar de 180 días alcanza los 12.880. Salvo en enero, nunca antes la sanidad castellano-manchega había alcanzado estas cotas. El número de pacientes condenados a esperar más allá de los plazos de garantías sanitarias se incrementó en 1.520 personas respecto al mes anterior. En el último año, desde julio de 2016, el número de pacientes que ven vulnerado su derecho de atención sanitaria en un plazo inferior a 180 días se ha disparado y el incremento se aproxima al 20 por ciento.
Salvo Puertollano, que ha logrado bajar su lista de espera en 16 personas, todos los demás centros y complejos hospitalarios de la región han incrementado el número de pacientes en espera. El hospital que más ha empeorado su situación es el de Albacete, que ha aumentado en 558 el número de pacientes pendientes de pasar por el quirófano. Le sigue el de Guadalajara, donde el aumento es de 517. Pero si esto es en valores absolutos, los porcentajes revelan un fuerte deterioro en el hospital de Villarrobledo, donde la lista de espera quirúrgica en el último mes ha aumentado un 48,11 por ciento. En Guadalajara el deterioro alcanza el 17,4 por ciento, en Valdepeñas el 16,9, en Manzanares el 14, 35 y en Alcázar el 10,44.
Dos tercios del total de pacientes pertenecen a los complejos hospitalarios de Toledo (12.684), Albacete (8.474) y Guadalajara (3.489). Las especialidades donde los tiempos de esperan son mayores son las de cirugía pediátrica, maxilofacial, traumatología y urología.
El gobierno, en un juego con los números señaló el pasado viernes que, “al cierre del mes de julio, la lista de espera quirúrgica se situó en 36.609 pacientes, la de consultas externas en 52.363 pacientes, un 21,5 por ciento menos que hace dos años, y la de técnicas diagnósticas en 7.932 personas, 4.217 menos que a finales de julio de 2015”. Como se puede apreciar, el gobierno omitió conscientemente la comparación de la lista quirúrgica, dado que el de julio es el segundo peor resultado de los últimos años. La manipulación en la presentación de los datos le lleva a afirmar que “el Gobierno de Castilla-La Mancha logra los mejores datos de listas de espera en un mes de julio de los últimos siete años”. Aunque la suma de las listas da ese mejor resultado, las listas no son homogéneas. La quirúrgica es la que requiere de más recursos: médicos, enfermeros, auxiliares y otro personal sanitario, quirófanos, habitaciones, farmacia hospitalaria, gastos de hospitalización. Por ello es la que presenta mayores problemas para ser reducida, porque requiere de más fondos y de mayores inversiones. De hecho, de la propia diferencia ente las listas dan idea los plazos de garantías. Mientras que para la realizar una prueba diagnóstica el plazo de garantía es máximo de 30 días, para ser atendidos por un especialista es de 60 días. Sin embargo, los plazos máximos para una operación no deben rebasar los 180 días.
El último informe de la sanidad pública española, de 2016, situaba a Castilla-La Mancha como la tercera peor sanidad de España y los datos alertaban del excesivo tiempo de espera en determinadas especialidades quirúrgicas. Los datos oficiales señalaban que la sanidad castellano-manchega es la que cuenta con la mayor lista de espera estructural del país.
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