Dicen los que le conocen que no es muy dado a cambios. Pero al Presidente se le acumulan los desencuentros y los desafectos para con la consejera de Educación y Cultura, Reyes Estévez.
En determinados círculos del Gobierno chocaban los nombramientos y ceses realizados por la titular de Educación, hasta que logró formar su equipo de gabinete. También, la actitud hacia el vicepresidente y, ni que decir tiene, hacia niveles más bajos de altos cargos, lo que imposibilitaba el flujo directo de información y la coordinación de determinadas actuaciones.
Los últimos en señalar los desencuentros son los líderes de Comisiones Obreras. En política hay que saber gestionar los afectos y los desafectos. La consejera tiene esa asignatura pendiente.
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