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Los 'chicarrrones' de La Meseta vivimos más que los del norte
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Los "chicarrrones" de La Meseta vivimos más que los del norte

lunes 25 de diciembre de 2017, 20:43h
Casualidades de la vida: Madrid -la contaminada, la frenética, la del trasiego y las prisas- es la Comunidad española donde la esperanza de vida de sus habitantes es la más alta de España, 84,54 años. En Castilla-La Mancha nos quedamos quince meses por debajo, en los 83 años y tres meses (83,25 años). Claro que, en esto de las estadísticas, hay que mirar los números por arriba y por abajo. Porque aunque esa sea la media, las castellano-manchegas viven casi 86 años y los hombres 80,63 años. Estamos ligeramente por debajo de los chicarrones del norte, porque los vascos y vascas viven 83,43 años. De hechos los varones de Castilla-la Mancha -chicarrones de La Meseta- tienen una esperanza de vida superior a los del País Vasco (80,39 años). En el caso de ellas, las vascas viven 86,33 años, ligeramente más que las castellano-manchegas.

Es la otra forma de asomarse a unas tablas llenas de números, que indican que las nuevas generaciones viven más tiempo, se casan más tarde y empiezan a tener hijos a la edad en la que hace una o dos generaciones la mayoría de las parejas decidían plantarse y cerrar el grifo. Y con eso de las curiosidades de los números, la edad media del primer matrimonio en nuestra Comunidad es a los 33,37 años, mientras que lo del nacimiento del primer hijo es a los 31,99. A nivel nacional, la edad media del primer matrimonio es a los 33,95 años y los del primer hijo a los 32 años.

Lo de la demora en pasar por la vicaría o por el juzgado tiene que ver y mucho con eso de que “la vida está muy achuchada”: poco empleo, temporal, bajos sueldos y las hipotecas exigentes y a cuenta gotas van destinadas a otros perfiles de ingresos más estables y los alquileres andan tan caros o más que los créditos. Según los datos oficiales, el año pasado contrajeron nupcias 7.361 parejas.

Y eso, claro, también afecta a los nacimientos, también baja la tasa de natalidad. En Castilla-La Mancha es del 8,71 por mil, o lo que es lo mismo, nacen 8.710 niños al año por cada millón de habitantes. A nivel nacional, esa cifra es de 8.800. Los más prolíficos son los ciudadanos de la Ciudad Autónoma de Melilla, que tienen una tasa del 17,19 que casi duplica la de nuestra Comunidad. Detrás los ceutíes (12,51), murcianos (10,57), madrileños (9,73) y andaluces (9,43). En el polo opuesto, los asturianos (6,12) y nuestro vecinos castellanos del norte (6,82).

Y a pesar de que se han alargado los años de vida, como nacen menos niños, el saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) es negativo. Es decir, hay mayor número de fallecimientos. Durante 2016 vinieron al mundo en nuestra región 17.792 niños y pasaron a mejor vida 19.144 personas, lo que deja el saldo vegetativo en -1.352, el doble del que registró la Comunidad Valenciana. Como referencia, el saldo vegetativo nacional fue de -28 personas. Y a ello contribuyeron fundamentalmente Madrid, con 18.046 nacimientos más que defunciones, Andalucía con 10.032 y Cataluña con 5.619. El peor saldo vegetativo lo registraron Galicia (-12.695) y Castilla y León (-11.761).

Y estos números que sirven para la curiosidad también son útiles para las planificaciones de las políticas, las de pensiones, las de educación, las de sanidad y las de servicios sociales -que si más guarderías y más colegios, o más centros y residencias para personas mayores, que si más o menos servicios de pediatría o de gerontología-.

A vista rápida, los de Castilla-La Mancha apuntan a una necesidad de mejorar la estabilidad en el empleo -a fin de cuentas las otras estadísticas, las de los contratos, nos sitúan entre las regiones con mayor tasa de temporalidad-, las de las pensiones, las de ir pensando en favorecer la natalidad o aumentar los servicios para personas mayores.

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