"La seguridad vial no depende solo del factor humano; el estado de las carreteras es clave para reducir accidentes", ha señalado AEA, que analizó la Red de Carreteras del Estado usando datos del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible. Según el informe, el Índice de Peligrosidad Medio (IPM) se ha mantenido estable en 8,2 respecto al quinquenio anterior (2018-2022).
Entre las carreteras convencionales, el tramo más peligroso se encuentra en el kilómetro 243 de la N-4a, en Ciudad Real, con un índice que supera 598 veces la media nacional. En las autovías, el kilómetro 0 de la A77a, en Alicante, registra el mayor número de accidentes y víctimas de la Red de Carreteras del Estado: 104 siniestros y 150 afectados. Otros tramos críticos se sitúan en la A-55 en Pontevedra y la T-11 en Tarragona.
Respecto a las autopistas de peaje, consideradas las vías más seguras, AEA advierte que su índice de peligrosidad aumentó en 2023 respecto a 2022. Entre 2019 y 2023, se identificaron 100 tramos con índices de peligrosidad el doble de la media nacional, registrando 527 accidentes y 881 víctimas, la mayoría leves. El tramo más peligroso está en el kilómetro 901 de la AP-7, en Almería, con un IPM 14 veces superior al promedio. Sin embargo, el tramo con más accidentes y víctimas es el km 14 de la B-23, en Barcelona.
España cuenta actualmente con 165.705 kilómetros de carreteras: 26.474 km gestionados por la Administración Central (53,5% del tráfico), 71.251 km por comunidades autónomas (41,4%) y 67.980 km por diputaciones y cabildos (5,1%). De ellas, 17.666 km son de gran capacidad (autopistas y autovías), la mayor red de la UE, seguida de Alemania con 13.000 km.
"Todavía existen demasiados puntos negros que requieren atención. Mientras se esperan mejoras en infraestructuras, es fundamental que los conductores conozcan estos tramos para extremar precauciones. En cinco años, en 270 km de nuestra red se han registrado 1.563 accidentes y 2.169 víctimas, la mayoría leves", concluye AEA.