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El gobierno regional se centra en el proceso del PP y agita la convivencia política
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(Foto: Cortes CLM)

El gobierno regional se centra en el proceso del PP y agita la convivencia política

jueves 19 de julio de 2018, 20:39h
Anda el Partido Popular tratando de sentar las base para su futuro, algo que decidirá este fin semana cuando sus compromisarios elijan en su Congreso al que debe ser el sucesor o sucesora de Mariano Rajoy al frente de la formación y en el próximo cartel electoral. Y ahí andan muchos con el corazón partido de amores. La decisión que adopte será también muy importante para el futuro de la formación en Castilla-La Mancha.

Así lo entienden los estrategas del Partido Socialista y del gobierno regionales, que no han dejado pasar ni un día sin inmiscuirse con sus declaraciones en el proceso interno del PP, y de hacerlo con un ardor combativo que rompe todas las reglas del “fair play” político, por el que un partido procura mantenerse neutral o al menos en aparente neutralidad durante los procesos internos de los rivales. Pronto han olvidado el guirigay que protagonizó su líder, García-Page, en el golpe contra Pedro Sánchez, en las primarias nacionales y en las primarias regionales. El problema es que de instaurarse esa manera de hacer política, el clima terminará por ser irrespirable. Y hay que tener en cuenta que las tensiones entre aparatos y líderes se trasladan a la ciudadanía y crece en la medida que se baja de escalón territorial. Si ese clima, si esa forma de hacer política, prende en los municipios, la vida local y vecinal puede ser un infierno. Flaco favor hace el presidente y su equipo a la convivencia. Puede que le dé réditos a corto plazo, que parece ser que es lo único que le mueve, pero deja una mala semilla para la concordia y el campo abonado para la desavenencia y la crispación, todo lo contrario que debe perseguir un presidente que se precie.

Armonización contra Autonomía

El gobierno regional quiere armonización fiscal entre Comunidades del impuesto de sucesione,s pero se olvida del IRPF o de las tasas

Y si la armonía es un principio a perseguir en la relación política, la armonización no debe serlo en materia de autonomía fiscal y económica. Siempre han defendido las regiones españolas que sin autonomía fiscal es imposible tener autonomía política. Y siempre han abogado por tener más participación en la tarta de los impuestos y en poder tener incluso capacidad de decisión sobre el porcentaje que les correspondiera.

Así fue en los impuestos de sucesiones y donaciones y en el de actos jurídicos, primero. Luego en el de Patrimonio y posteriormente en el tramo del 50% del IRPF. También en la capacidad del declarado ilegal céntimo sanitario sobre los combustibles. Finalmente, los expertos de todas las regiones plantearon la posibilidad de poder aplicar variaciones al IVA para poder financiarse, lo que por su complejidad instaba a la unanimidad, algo difícil de conseguir.

Así las cosas, sorprende que cuando algunas Comunidades emplean esa autonomía para bajar los impuestos en vez de para subirlos, las otras, las que los suben, se quejen y digan que eso no puede ser, que hay que “armonizar” el sistema. Y armonizar no significa que ellas los bajen, sino que las otras les suban los impuestos a sus ciudadanos. Buena manera de entender la autonomía.

Hay diferentes maneras de entender y hacer la política y si existe una armonización, la diferencia entre unos y otros, por imperativo legal de los unos sobre los otros, terminará por acortar y hasta unificar esas diferencias.

Por la misma razón que se queja Castilla-La Mancha sobre el impuesto de sucesiones, otras podrían plantear la queja sobre la gestión que se hace sobre el tramo autonómico del impuesto sobre la renta, que genera más recaudación y en el que Castilla-La Mancha aparece como las regiones que optan por no haber subido los tipos. Y otras podrían abrir el debate sobre las tasas, por ejemplo las universitarias, que hace que estudiar una carrera sea hasta el triple más caro en una región que en otra y que habría gobiernos regionales que hacen dumping fiscal con las tasas.

La necesidad de tener un buen modelo de financiación

Así las cosas, parece que la armonización tiene que llegar en el modelo de financiación, que aporta más de dos tercios de la financiación del gasto regional y dejar que las Comunidades empleen la autonomía fiscal en función de la situación y las necesidades de su ciudadanía y de su sociedad. Y es en el fijo que aporta el Estado donde se debe poner el ardor. No sólo porque es que aporta la mayor parte del dinero, sino porque es el que debe garantizar la suficiencia en la prestación de los servicios del Estado del Bienestar de Educación, Sanidad, Dependencia y Servicios Sociales que gestionan las Comunidades Autónomas.

Luego puede que haya regiones que bajando sus impuestos propios recauden más que antes y otras que subiéndolos recauden menos. Pero la autonomía, esa que les da su ser y existencia, no puede sacrificarse para tratar de garantizar 10 ó 20 millones más de recaudación. Máxime cuando Castilla-La Mancha lleva acumulado en los primeros meses un déficit de casi 400 millones de euros y, como ha informado clm21.es, cuando este año y en el conjunto autonómico se reduce el porcentaje que Castilla-La Mancha recibe del Estado (la gran tarta del dinero), mientras crece el de otras regiones. Parece que los responsables autonómicos están muy despistados.

En lo que coinciden los expertos tributarios españoles es en la necesidad de dar mayor estabilidad al sistema, de no estar variando la normativa fiscal todos los años, porque eso deriva en inseguridad para ciudadanos y para empresas. Entre los principales catedráticos en materia tributaria esa es la principal armonización que hay que hacer. Las diferencias que mantienen están en si es preciso reformar el sistema fiscal y modernizarlo en lugar de ir poniendo parches o dejar que se desarrolle la última reforma.

De las investigaciones parlamentarias a las judiciales

Lo que ha armonizado bien el SESCAM han sido las listas de esperas y lo ha hecho no mediante una gestión eficaz de los servicios públicos, sino mediante una gestión tramposa desde los despachos. Las listas de espera se reducen en un alto porcentaje no porque se atienda a los pacientes, sino porque se les da la baja administrativa de la lista o incluso no llegan a formar parte de ella.

La denuncia de falsedad en documento público que ha puesto sobre la mesa el PP al demostrar que se falsean las listas, debería hacer pensar a algunos seguir empleando los métodos de la purga administrativa de la lista. De llegar al juzgado, la cosa deja el terreno de la marrullería política. El PP denunció el caso concreto del hospital de Hellín. Clm21.es se molestó en hacer el cálculo año por año de los datos reales y los oficiales, y la purga en algunos años llega a ser de casi la mitad del número de pacientes. Decir, como se ha tratado de justificar desde el grupo socialista, que eso es porque en la lista real figuraban pacientes pertenecían a otros hospitales que se derivaban a Hellín, ya saturado, es tan ingenioso como pueril. De ser así, no habría ninguna razón para que mantenga su oposición a que se realice una auditoría externa de las listas de espera y que el Parlamento investigue.

Los políticos deberían darse cuenta que en aquellos casos en los que se ha negado a que investigue el Parlamento ha terminado por investigar la Justicia.

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