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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana, a su llegada a La Moncloa.
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana, a su llegada a La Moncloa. (Foto: Pool Moncloa/Fernando Calvo)

Crece el miedo en el PSOE al efecto Cataluña en las elecciones autonómicas

jueves 04 de octubre de 2018, 19:00h
La cosa va de bilateralidad. La realidad se impone. El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, se ha reunido esta semana con Pedro Sánchez y han acordado crear el foro a dos. Dentro de diez días la reunión del presidente del gobierno será con el de Castilla-La Mancha. Y se hablará de bilateralidad. Cataluña impone la agenda y la bilateralidad es el camino que ha encontrado el gobierno central para tratar de reconducir a los independentistas. Porque la bilateralidad es dinero, es financiación. La política y las políticas (las sectoriales) se hacen con dinero. Incluso la independencia necesita dinero. De ahí la sorpresa con los últimos comportamientos del presidente de la Generalitat; sorpresa no sólo en el gobierno central, también en los partidos nacionalistas.

Y en ese “mercadeo”, Castilla-La Mancha no lleva las de ganar, porque la bilateralidad rompe la solidaridad y el estado social. La bilateralidad es para los ricos. Es un camino endemoniado que va a complicar mucho la implantación de un nuevo modelo de financiación, equilibrado y justo, que pivote sobre los ciudadanos. El dinero es finito. La bilateralidad pivota sobre los territorios y sobre las urgencias de cada gobierno en un momento dado. Habrá que saber si la estrategia de bilateralidad servirá para reconducir la cuestión catalana. Hoy día los conflictos se ganan en el terreno de la economía. Lo cierto es que si la bilateralidad se extiende al resto del país, el Estado Autonómico va a sufrir. Y claro, hablar del sistema autonómico es hablar de la sanidad, la educación y los servicios sociales.

No hubiese estado de más que el presidente de Castilla-La Mancha hubiera tenido un encuentro con los partidos del arco parlamentario para poder fijar temas de interés regional que llevar a su reunión con Pedro Sánchez. Pero hace tiempo -mucho tiempo- que lo del interés regional está sujeto a una única mirada y subordinado al interés electoral.

Una mirada común hubiera permitido que Castilla-La Mancha saliera antes de la crisis y mejoraran los servicios a los ciudadanos. Y que la economía fuera más dinámica, generando más empleo y bienestar.

Esta semana se han publicado los informes de los dos centros que el gobierno regional tiene como cabecera para defender sus políticas económicas: Centro de Estudios de Predicción Económica (CEPREDE) y BBVA. Ambos suelen presentar informes con sesgos al alza, de ahí que estén en la mesilla de noche del consejero de Hacienda. Pero ambos, con independencia de la disparidad en sus previsiones de crecimiento, coinciden en un hecho: la economía castellano-manchega se desacelera y se mantendrá así también en 2019. Menor crecimiento supone menos empleo, menos recursos. Y ambos coinciden en otro hecho, el crecimiento de nuestra Comunidad será menor que el del conjunto de España. Y eso supone aumentar la brecha entre nuestra Comunidad con el resto y, sobre todo, con las más ricas… Y ya hemos vuelto a lo de las balanzas fiscales y lo de la bilateralidad.

Y la semana que viene es clave en el escenario político. El día 8 se produce una reunión bilateral entre el consejero de Hacienda de Andalucía y la ministra del ramo (que viene de ser consejera de Hacienda de Andalucía). Será el día 8. Se cita como clave ese encuentro porque podría ser detonante o la muleta -según se mire al norte o al sur de Despeñaperros- para que la presidenta de Andalucía convoque elecciones anticipadas al día siguiente. Susana Díaz no quiere un escenario de conjuntas con nacionales. El resto de los barones tampoco quieren que el 26 de mayo las nacionales coincidan con las autonómicas. Temen el efecto Cataluña y la política del gobierno y dicen que eso cada vez está peor. Un dato, la primera dirigente del PSOE en criticar las declaraciones de Torra animando a los violentos fue Susana Díaz. Sánchez tardó mucho en salir.

Así las cosas, Pedro Sánchez quiere continuar y sólo le queda resistir en La Moncloa. Y para ello necesita escenarios de calma en Cataluña, que no aparezcan más casos sobre su gobierno y que exista una coordinación entre su equipo, cosa que depende de su vicepresidenta Carmen Calvo, a quien hasta ahora el cargo le viene grande. Y lo dicen en las filas del PSOE, donde la preocupación es grande y cada vez es mayor el temor a que la situación catalana arrastre al PSOE a los peores resultados autonómicos de su historia. Como único argumento a su alcance, el de calificar de irresponsable la posición política de Ciudadanos y del Partido Popular.

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