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García-Page, Pedro Sánchez y Manuel González Ramos en un acto público del partido celebrado en Albacete durante la campaña electoral de 2015.
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García-Page, Pedro Sánchez y Manuel González Ramos en un acto público del partido celebrado en Albacete durante la campaña electoral de 2015. (Foto: Flickr Emiliano García-Page)

El fin del trasvase, del ATC y de la infrafinanciación… reivindicaciones de García-Page frente a Rajoy, que ahora debe solucionar Sánchez

domingo 03 de junio de 2018, 21:20h
Cuando José Luis Ábalos se reunió con los responsables del PSOE de Castilla-La Mancha el pasado 18 de abril en Toledo, las encuestas no pintaban bien para Pedro Sánchez. Apenas unos días antes El Mundo publicaba un sondeo de opinión que situaba al PSOE como tercera fuerza política. Sus compañeros de Castilla-La Mancha tenían otro estudio sociológico que les daba como primera fuerza en la región. Y sin complejos sacaron pecho y le dijeron a Ábalos que lo mejor que podría hacer Sánchez era dejarse llevar por los barones, que aprovechara el tirón de las autonómicas y municipales de 2019 para mejorar y poder llegar a La Moncloa, que siguiera la estela de García-Page.
Hoy, Sánchez es presidente del Gobierno habiendo jugado la carta de las fuerzas de izquierdas y las nacionalistas. Hubo quien dudaba del PNV, pero en el País Vasco una moción de censura de Bildu (18 diputados) o de Podemos (11) apoyada por el PSOE (9) hubiera tumbado a Íñigo Urkullu por 38 votos contra los 28 del PNV y los 9 que le hubiera podido prestar el PP. Y el mensaje llegó a Ajuria Enea. También jugó la baza del nombramiento de un nuevo fiscal general menos combativo con los secesionistas catalanes y la apertura al diálogo. Incluso el discurso de Sánchez sobre Cataluña fue supervisado por las fuerzas independentistas. Había prisas por llegar y la verdad, después de la conspiración del 1 de octubre, algunos barones ya eran de poco fiar. El hecho es que Sánchez y su equipo hablaron más con Joan Tardá (Esquerra Republicana) o con Marta Pscal (PDeCAT) que con García-Page y otros barones; algunos ni fueron consultados.

Ahora con Pedro Sánchez al frente del gobierno de España, habrá que ver el peso que tiene Castilla-La Mancha en el ejecutivo nacional. Con el PP estaba Cospedal que había tirado hacia arriba de Nadal y de Catalá. De la confianza de Pedro Sánchez son Magdalena Valerio (Guadalajara) y Manuel González Ramos (Albacete). Ambos son críticos y están enfrentados al secretario regional García-Page. Y ambos tienen experiencia en el gobierno autonómico. Ella es la voz del PSOE en materia de seguridad social, uno de los temas estrellas en la agenda de Sánchez, y él es un experto en materia agraria. Ambos son miembros de la ejecutiva federal del PSOE.

Y habrá que ver si el Ejecutivo castellano-manchego sigue igual de combativo frente al gobierno central, ahora que no está Rajoy. El secretario de organización regional, Sergio Gutiérrez, se apresuró a salir a los medios. Apenas sí había prosperado la moción de censura cuando el castellano-manchego aseveró que “Ahora vamos a tener un presidente que nos escucha y un gobierno que atiende a Castilla-La Mancha frente al de Rajoy, que nos maltrataba”.

Y fue aún más allá y dijo que “nuestra región, con el Ejecutivo de Sánchez, tiene la oportunidad de acabar con los agravios y la discriminación a las que nos sometió el gobierno del PP”. El número dos de Emiliano García-Page en el partido sentaba así las bases a futuro y le marcaba tarea a su secretario general y nuevo presidente de gobierno, Pedro Sánchez. Y por lo tanto habrá que esperar que en los próximos meses se acabe definitivamente con el trasvase, se entierre el proyecto de ATC de Villar de Cañas, se cobre la deuda histórica de la dependencia, que el gobierno regional valora en más de 380 millones de euros, se acabe con la infrafinanciación de la Comunidad Autónoma, se asuma el modelo de financiación sanitaria puesto sobre la mesa en la interterritorial sanitaria, se incrementen las inversiones del Estado en Castilla-La Mancha… Todos estos temas y otros (tasas de reposición, jornada de 35 horas de los empleados públicos, AVE a Talavera…) han sido empleados como tema de confrontación con Rajoy.

Habrá que saber qué hará el gobierno de Sánchez con la deuda autonómica. Montoro tenía previsto un tratamiento favorable hacia las Comunidades Autónomas, reestructurando el pago de intereses y las amortizaciones para evitar que fuese muy gravoso para las regiones. Castilla-La Mancha era una de las grandes beneficiadas por el tratamiento del gobierno Rajoy, porque tiene una deuda contraída con el Estado que supera los 10.000 millones de euros.

Además, el gobierno regional ha sido bastante combativo en materia de financiación autonómica hasta el punto de cuestionar el actual modelo que fue aprobado por los gobiernos socialistas de Zapatero y Barreda y que cuando se empezó a perfilar, García-Page era consejero y vicepresidente regional. La principal reivindicación es que el gobierno central aporte más fondos a la financiación autonómica a costa del dinero que tiene para él. La segunda es una propuesta de reparto favorable a Castilla-La Mancha.

Esta semana estaba previsto que se reuniera el Consejo de Política Fiscal y Financiera, en el que están representados el gobierno central y los de las Comunidades Autónomas. Tenían que abordar el nuevo modelo de financiación. Ahora habrá que esperar. De lo que ha trascendido hasta el momento, está el compromiso adquirido de Sánchez con el PNV de respetar las obligaciones europeas, que es tanto como mantener la ley de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera.

La entrada de Sánchez en La Moncloa desbarata parte de la política de comunicación del gobierno del presidente García-Page para el que todo lo malo que pasa en la Comunidad tiene su origen en el gobierno autonómico anterior de María Dolores Cospedal y en las decisiones del gobierno de Mariano Rajoy.

Desaparecido Rajoy, a García-Page sólo le queda Cospedal. El problema es que algunas de las cuestiones estratégicas y prioritarias en la agenda de comunicación García-Page, como el fin del trasvase o el almacén de residuos nucleares de alta actividad, ahora son responsabilidad de Sánchez y el nuevo presidente ha llegado a La Moncloa sin necesidad de seguir la estela de los barones, como le propusieron en Castilla-La Mancha el pasado mes de abril. Ahora son los barones los que tienen que seguir la estela de Sánchez y todos son conscientes que las decisiones que se tomen en Madrid les pueden afectar mucho de cara a las elecciones del 26 de mayo del año que viene. A García-Page le cabe envolverse en el discurso regionalista y abrir un conflicto permanente con Pedro Sánchez. Pero tras su papel destacado en la conspiración de octubre, esa actitud no sería entendida en el partido y se jugaría mucho, incluso su continuidad.
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