El repunte del PMI reflejó un aumento tanto de la producción como de los nuevos pedidos, impulsado principalmente por la demanda interna. Sin embargo, los pedidos de exportación retrocedieron al ritmo más rápido de los últimos cinco meses, con especial debilidad en los encargos procedentes de Francia, uno de los principales socios comerciales de España.
“Bajo la superficie de este alentador crecimiento, surgen algunas señales de tensión”, advirtió Jonas Feldhusen, economista junior de Hamburg Commercial Bank. Según el experto, la inestabilidad política en Francia está afectando a su actividad económica y repercutiendo negativamente en los exportadores españoles. A ello se suman las presiones derivadas de las políticas proteccionistas de Estados Unidos, que añaden incertidumbre al comercio internacional.
En el mercado laboral, el informe también detecta un cambio de tendencia. Las empresas redujeron sus contrataciones por segundo mes consecutivo, aunque Feldhusen considera que esta actitud “parece ser menos estructural y más táctica”, vinculada a la prudencia de las compañías ante el contexto económico global.
En conjunto, los datos del PMI confirman que el sector manufacturero español mantiene una trayectoria de crecimiento moderado, apoyado en la fortaleza del consumo interno, pero condicionado por un entorno exterior más incierto.