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Un momento de la reunión de la ministra de Exteriores con
Fabián Picardo.
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Un momento de la reunión de la ministra de Exteriores con Fabián Picardo. (Foto: Twitter Arancha González Laya @AranchaGlezLaya)

La reunión de Laya sobre Gibraltar le cuesta a Castilla-La Mancha 21.000 turistas y más de 17 millones de euros

  • La reacción británica a la reunión imponiendo cuarentenas y recomendando a sus ciudadanos no visitar España tendrá un impacto cercano a los 8.000 millones

martes 28 de julio de 2020, 10:30h
En noviembre de 2017 el gobierno de Castilla-La Mancha desembarcó en Londres con la intención de hacerse con una parte de la tarta que representa el turismo británico. Por aquel entonces, los viajeros procedentes del Reino Unido representaban el 8% de los extranjeros que visitaban nuestra Comunidad. Se pretendía captar un cliente con un perfil elevado de gasto, porque el 62% hacía turismo de compras y un 47% gustaba en visitar ciudades. Dos campañas después, la ministra de Asuntos Exteriores, González Laya ha dado al traste con el esfuerzo desplegado por el gobierno regional y también con el nacional. Un error de su gestión le va a costar a Castilla-La Mancha una caída de 21.000 turistas y más de 17 millones de euros sólo en el gasto de estos viajeros en hoteles y más de 8.000 millones en gasto total al conjunto del país que tiene en el Reino Unido su principal flujo de turistas, el 22% del total.
El jueves 23 de julio la ministra se reunió con el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, y le emplazó a acercarse a España si quería seguir en la UE después del brexit. Y difundió esa reunión por las redes sociales. Era la primera vez que España daba estatus de interlocutor directo al representante de Gibraltar. Hasta la fecha las negociaciones sobre el estatus de la roca se realizaban con Londres y, a lo sumo, se invitaba al ministro principal del Peñón.

El giro dado por la ministra de Exteriores, González Laya, provocó la irritación en el gobierno británico, cuyo titular del Foreign Office, Dominic Raab, anunció la cuarentena a los turistas con procedencia de España. La decisión se justificó por los rebrotes de coronavirus en España. El anuncio no recayó en el departamento de sanidad, tampoco en el de turismo, cuyos responsables recibieron la noticia por su compañero de Exteriores. En el caso del responsable de la cartera de Transportes y Turismo, Grant Shapps, la decisión le pilló en España donde acababa de llegar para pasar sus vacaciones. Y se dio la paradoja que le tocó a él hacer el anuncio de las restricciones el sábado 25 por la noche.

El trasfondo va más allá de los desaciertos del gobierno nacional en la comunicación oficial, al anunciar que estábamos en la segunda ola del coronavirus. Esa información tampoco ayudó y fue la que sirvió al presidente de Castilla-La Mancha para pedir “coordinación en los mensajes” y para apuntar a que esos errores eran los que habían provocado la reacción británica.

Tras el error, González Laya, esta vez acompañada por la ministra responsable del Turismo, Reyes Maroto, trató de retornar las aguas a su cauce o minimizar el daño causado a la economía nacional, tratando de negociar la apertura de corredores hacia Canarias y Baleares, pidiendo que se excluyeran a las islas de la medida adoptada, poniendo de relieve la escasa incidencia del virus en las islas españolas. Por si quedaban dudas del motivo principal, la reacción del gobierno británico fue aún más contundente y pasó a recomendar directamente a sus ciudadanos no viajar a España
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