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Se suaviza el impacto del coronavirus en la actividad económica regional tras un duro impacto que ha recortado 3.000 millones
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Se suaviza el impacto del coronavirus en la actividad económica regional tras un duro impacto que ha recortado 3.000 millones

miércoles 05 de agosto de 2020, 21:08h
La economía regional ha pasado de la desaceleración a asomarse al precipicio por un virus. Y ahora toca apuntalar. El año pasado la construcción y el sector servicios empezaron a perder pulso, mientras la industria salvó el año, fundamentalmente por el comportamiento en el primer semestre, durante el que creció con fuerza su cartera de pedidos, que le permitió vivir holgadamente durante la segunda mitad. La agricultura, en un mal año terminó de poner la guinda. Con esos comportamientos, la economía creció un 1,3%. Una cuantía de todo punto insuficiente para crear empleo. Durante el primer trimestre semestre de 2020, la economía regional habría perdido por encima de los 3.000 millones de euros. En la segunda mitad el esfuerzo puede frenar la sangría y aunque se siga en signo negativo, las previsiones sitúan la caída global en el entorno de los 3.850 millones de euros. La cuestión por dilucidar es el impacto que esa pérdida tendrá en el mercado laboral.
En 2019 y creciendo al 1,3% la región perdió 5.900 puestos de trabajo. La cifra es irrisoria con la registrada en el primer semestre de 2020, en el que, a la caída del empleo en los meses de enero y febrero, se sumó el cataclismo provocado por el coronavirus chino. Entre la caída de la economía y la hibernación de algunas actividades, en Castilla-La Mancha tiene a casi 73.000 personas menos trabajando que a finales de marzo y 96.000 menos que a finales de 2019, de los cuales 43.000 están en expediente de regulación de empleo. El reto pasa por evitar que los trabajadores en ERTE terminen por engrosar el paro.

Tan sólo en el último trimestre, se han perdido 29.800 puestos de trabajo. La economía de Castilla-La Mancha no destruía tanto empleo desde el inicio de 2012, cuando empezaron a sufrirse en el mercado laboral los meses duros de la crisis del ladrillo.

En qué situación se encuentra la reactivación de la economía. El proceso de transición a la nueva normalidad, iniciado el 4 de mayo, ha propiciado un incremento del 15,3% de la facturación de las empresas, aunque sigue estando por debajo un 30,6% de la facturación de hace un año. El sector industrial castellano-manchego, que dio la alegría en 2019 hasta finales de mayo se apuntaba una caída de ventas del 29,3% en términos interanuales. En el mercado internacional, el sector agroalimentario todavía resiste y aumenta su cifra de negocios, a pesar de la caída de precios del vino que lastran un mayor despegue. Sin embargo, la industria de componentes y la de bienes de equipo se resienten en sus ingresos del extranjero. También la industria química.

La entrada de dinero en Castilla-La Mancha por nuestras ventas al exterior se quedan muy por debajo de la salida de dinero para pagar nuestras compras. La brecha ha aumentado respecto al año pasado. Este año una circunstancia agrava la situación y es que los ingresos internacionales del sector servicios, se han desplomado y uno de nuestros principales clientes, el Reino Unido ha recomendado a sus ciudadanos no viajar a nuestro país. La recuperación del turismo interior también registra un ritmo lento. La caída del turismo de naturaleza se anota pérdida de ingresos del 70% en la primera mitad de año.

También se espera la caída la inversión extranjera. El año pasado se desplomó más de un 50% y no ha repuntado, en un contexto en que los flujos internacionales se redujeron de forma global. Los nuevos proyectos de bases logísticas de multinacionales en nuestra Comunidad marcan el lado positivo en cuanto a la formación de capital. Los primeros datos relativos al impacto de la crisis del COVID-19 realizados por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo apuntan a una reducción de los flujos globales de Inversión Extranjera Directa (IED) para este año y el siguiente en el mundo, que podría oscilar entre el 30% y el 40%, con impactos especialmente negativos en los sectores automoción, aeronáutico y energético. Precisamente el sector aeronáutico asentado en nuestra Comunidad y el auxiliar ya ha anunciado reestructuraciones de plantilla. El de componentes para automoción también ha frenado producción y ventas.

En este escenario, una de las claves es la de apuntalar el mercado de trabajo para evitar que un aumento del desempleo provoque inicialmente una caída del consumo y, secundariamente, un mayor gasto social de las administraciones públicas.
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