El pasado mes de noviembre AIRBUS comenzó su segundo plan de ajuste de empleo en un año. El primero, que ejecutó en los primeros meses de la pandemia y finalizó en septiembre del año pasado, conllevaba la desaparición de alrededor de 15.000 puestos de trabajo del gigante aeronáutico en todo el mundo. El grueso de los despidos se concentraba en las plantas de Alemania y Francia, con 5.100 y 5.000 puestos de trabajo menos respectivamente. En Reino Unido la previsión era de otros 1.400 empleos suprimidos y en España 900 más. Así hasta alcanzar 14.000 despidos en las distintas ubicaciones de Airbus por todo el mundo, a los que se suman los 900 puestos de trabajo recortados en la filial Premium AEROTEC de Alemania.
El segundo ajuste, un ERTE que se alargará hasta finales de marzo del presente año, afecta a 3.266 empleados, el 95% de la plantilla de la compañía en nuestro país, y únicamente se salvarán del recorte los diez miembros del Comité de Dirección de Airbus Operations y 279 trabajadores que han accedido a la jubilación parcial.
AIRBUS es una de las compañías que más facturan de la región. Con una planta de producción en Illescas y otra en Albacete, dedicada esta última a la filial Airbus Helicopters, hasta el inicio de la pandemia generaba alrededor de los 3.500 puestos de trabajo directos en Castilla-La Mancha.
El balance de 2020 constata la pérdida del 30% del negocio de AIRBUS en el último año. Las pérdidas del consorcio aeronáutico suman 1.133 millones de euros y las previsiones de la compañía para 2021 son cautelosas.
Pero AIRBUS no es la única compañía que ha sufrido descalabro del sector aeronáutico propiciado por la pandemia. En Castilla-La Mancha son varias las empresas dedicadas a la fabricación de componentes para el sector que subcontratan con AIRBUS y que se han visto en serias dificultades para garantizar su viabilidad económica. Es el caso de Aernnova Composites, otra de las grandes en facturación de la Comunidad, se encuentra inmersa en un proceso de ajuste de empleo que acabará con 650 trabajadores menos, incluyendo parte de su plantilla en la filial de Illescas.
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En total son casi 2.000 puestos de trabajo que han desaparecido de un plumazo en la región, abriendo una brecha entre empleados y empresas, en la que los sindicatos están protagonizando fuertes protestas. Incluso el gobierno regional y los diversos grupos políticos del parlamento regional han actuado como mediadores en el conflicto para evitar, o por lo menos mitigar, el impacto de la crisis del sector en el panorama laboral castellano-manchego.