En el último año, las cuotas hipotecarias en un país con tanta vivienda en propiedad se han disparado y, en algunos casos los ciudadanos pagan mensualmente casi el doble que un año atrás.
En los dos últimos años (abril 2021-abril 2023) la subida acumulada de precios es del 15,3%, según el INE, con los alimentos creciendo a mayor ritmo.
Estos indicadores señalan un deterioro de los cimientos sociológicos, que el gobierno se ha esforzado en no ver. Una erosión que ha sido determinante en la derrota de Pedro Sánchez en las elecciones del domingo.
Nadie de toda la legión de asesores que tiene el presidente le dijo que el grueso de la situación socavaba los cimientos sociales y sociológicos, que tienen su primer pilar en la cobertura de las necesidades básicas (comida), el segundo en la necesidad de seguridad (física, vivienda, empleo, recursos) o el tercero (las necesidades de pertenencia y de relaciones personal y de grupo). Y este último punto apareció en campaña. Después de año de pactos contra el terrorismo y de venderlos como la unidad del pueblo, resulta que aquellos que estaban al otro lado están hoy junto al gobierno y que, desde el gobierno se trata de justificar la situación.
En el fondo, la derrota estaba servida. Siempre quedaba apelar a la épica de la resistencia y la remontada, a grandes anuncios, a palabras grandes “que paguen más lo más ricos”, “proteger a los vulnerables”, “nadie se queda atrás”…
Y como la política, como todo en la vida, se hace con dinero, el gobierno tiró de recursos: fondos europeos y subida directa o indirecta de impuestos, siempre bajo la premisa de penalizar a los ricos, y finalmente las penalizadas han sido las clases trabajadoras, que ya notaban en su bolsillo esa mayor presión fiscal
El gobierno se ha esforzado en presentar que la subida de impuestos y la creación de otros nuevos eran para los ricos. Pero directa o indirectamente, esa subida la están notando en su bolsillo la mayor parte de los ciudadanos. No les han deflactado el IRPF, les ha puesto un impuesto al plástico (que establecimientos de comida rápida desglosan en las facturas), los bancos les han revisado las comisiones (porque de algún sitio tienen que salir el nuevo impuesto a la banca), las tecnológicas les han aumentado el precio de la suscripción a las plataformas de televisión, los autónomos tienen que pagar el IVA por las comisiones de los cobros con tarjetas; con la cesta de la compra disparada, los hogares pagan un impuesto por las bebidas azucaradas… Y en cartera el pago por el uso de las autovías…. Y más y más.
En clave económica, los electores, en su mayoría clases bajas y medias han decretado el fin de la fiesta que dibujaba Pedro Sánchez, la de un mundo feliz. Los ciudadanos tienen claro que toda la fiesta no la pagan los ricos, como se les venía diciendo desde el gobierno. La mayor parte de la fiesta la pagan ellos, las clases trabajadoras, y lo saben. Han visto cómo las subidas de impuestos les han terminado repercutiendo. Que la reforma laboral para muchos trabajadores ha sido más de lo mismo, temporalidad y precariedad, que la subida de los precios la notan en sus bolsillos, que cada vez cuesta más para llegar a fin de mes o que hay que sacrificar o limitar algunas salidas al bar y los gastos de ocio
Y esos que madrugan para ir al trabajo saben que la fiesta de anuncios y más anuncios del presidente Sánchez en la campaña va a sus costillas y no a la de los ricos, como se les ha tratado de hacer ver.
La cesta de la compra sube. El gobierno aumenta los impuestos. El gobierno aprueba una ley de vivienda que no protege al propietario. El gobierno normaliza las relaciones con un partido en el que se integra el entorno y los terroristas… Y pensaban en el gobierno que con anuncios de cine a dos euros, bonificación de viajes en tren para los jóvenes…. Volverían a ganar y con mejores resultados. Y hoy paga su error.
Si (
No(
