En total, en la Región se contabilizaron 2.214 operaciones de compraventa de vivienda a lo largo del pasado mes de julio, según los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE). Si se compara con el mes anterior, la compraventa retrocede en la comunidad, con una caída del 6,23% intermensual.
De las operaciones de compraventa anotadas en julio en Castilla-La Mancha, 2.114 se realizaron sobre viviendas libres y 100 sobre inmuebles de protección oficial. Atendiendo a la antigüedad de los inmuebles, 339 operaciones corresponden a viviendas nuevas, y 1.875 estuvieron relacionadas con edificios usados.
A nivel nacional, se registró en julio un descenso del 10,5% con respecto al mismo mes del año pasado, hasta un total de 48.303 operaciones, su cifra más baja en este mes desde 2020, en un contexto de tipos de interés más elevados para contener la inflación.
Este retroceso interanual, el más pronunciado desde enero de este año, amplía en más de cuatro puntos el registrado en junio (-6,4%) y supone el sexto descenso interanual consecutivo de la compraventa de viviendas.
La disminución de la compraventa de viviendas en julio se ha debido a la caída tanto de las operaciones sobre pisos de segunda mano como a las realizadas sobre viviendas nuevas.
En tasa intermensual (julio sobre junio), la compraventa de viviendas se contrajo un 10,5%, su mayor caída en un mes de julio en al menos cinco años.
En lo que va de 2023, la tendencia generalizada en el mercado de vivienda es a la baja. En los siete primeros meses del año, la compraventa de viviendas se ha reducido un 5,3%, tras retroceder las operaciones sobre viviendas nuevas un 1,2% y bajar las realizadas sobre viviendas usadas un 6,2%.
Asimismo, las fincas transmitidas en los registros de la propiedad, procedentes de escrituras públicas realizadas con anterioridad, alcanzaron el pasado mes de julio las 170.109, un 4,7% menos que en igual mes del año anterior.
La subida de tipos de interés marcada por el BCE, la merma de los ahorros como consecuencia del incremento del coste de la vida y el endurecimiento de las condiciones de acceso al crédito han tenido como consecuencia el enfriamiento del mercado inmobiliario y de las transmisiones patrimoniales en general, tras boom vivido justo después del confinamiento.
Esta dinámica hace peligrar las previsiones económicas, sobre todo las relacionadas con los ingresos propios autonómicos, que dependen principalmente del impuesto de transmisiones patrimoniales y el de sucesiones. Si el número de transmisiones patrimoniales se estanca, lo hacen también los ingresos de la Junta.
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