El último resumen sobre la situación de la sequía hidrológica, publicado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, ponía en situación de emergencia amplias zonas de Albacete (especialmente este y sur de la provincia), la mayor parte de la provincia de Guadalajara y noroeste de Cuenca, el oeste de la provincia de Ciudad Real y la zona noreste de Toledo. El resto de Albacete y Cuenca, zona sur de Ciudad real y Toledo centro están en situación de prealerta.
Además de la repercusión en el sector primario, tendrá efectos en otros sectores económicos como la industria y la generación de energía hidroeléctrica, de hecho las compañías han anunciado una subida del precio de la electricidad por esta causa. También se está dejando sentir en el abastecimiento humano. En la industria el sector más vulnerable es el agroalimentario, que en la actualidad es el motor de las exportaciones castellano-manchegas.
En el campo, se espera que la sequía merme la producción de vino en un 15 por ciento, y la de aceite en más de un cincuenta por ciento y afectará a más de 1,6 millones de hectáreas de cereales de invierno y leguminosas. Una de las consecuencias secundarias es la caída del empleo en el sector agrario .
Según los datos recopilados en su día por la Confederación Hidrográfica del Júcar en su documento sobre “Planes especiales de sequía”, la de 1991 a 1995 provocó en España que 12 millones de personas sufrieran restricciones en el abastecimiento, y evaluó las pérdidas en producción agrícola anuales entre 1.200 y 1.500 millones de euros.