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Crónica: El coronavirus pilla a las administraciones españolas con las defensas económicas en mínimos
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Crónica: El coronavirus pilla a las administraciones españolas con las defensas económicas en mínimos

  • El equipo económico de La Moncloa llega tarde y desarmado para luchar contra la derivada económico-financiera de la pandemia

viernes 13 de marzo de 2020, 09:58h

Uno de los problemas del impacto económico del coronavirus es que ha pillado con las defensas bajas a las administraciones públicas: mucha deuda financiera, mucho déficit y un gasto más elevado de lo previsto inicialmente, lo que se deja notar también en la deuda no financiera, en el dinero para pago a proveedores. Con esa situación, la capacidad de respuesta es sustancialmente menor, lo que implica mayor sufrimiento para el tejido productivo y para los trabajadores. A eso se suma un aumento del gasto sanitario. Claro siempre y cuando haya suministros, porque el problema es que el plan de contingencia se hizo tarde y hay desabastecimiento en el mercado.

En el caso de Castilla-La Mancha, en su primera comparecencia al frente del equipo de crisis, el presidente dijo que no le preocupa incurrir en más déficit, que lo primero es la atención sanitaria de los ciudadanos. Su consejero de Sanidad aseveró que en Castilla-La Mancha no hay problema de desabastecimiento de material sanitarios de protección para los profesionales y de tratamiento para los enfermos. El tiempo dirá cómo se capea la crisis. Una crisis que en lo sanitario come muchos recursos, termina paralizando las operaciones programadas y liberando personal y las plazas de cuidados intensivos para los infectados. El aumento de ingresados en UCI ha sido significativo. El último (el del miércoles) es de casi tres puntos porcentuales. Ese dato es relevante en la medida en que la extensión de la pandemia es rápida.

Volviendo a lo de la situación de las finanzas de las Comunidades Autónomas, las cifras de la deuda con sus proveedores al cierre de 2019 no deben ser buenas. El Ministerio de Hacienda anuló su publicación prevista para el martes. Borró la previsión de la agenda sin explicación alguna. Los datos de noviembre (5.090 millones de euros) ya reflejaban un crecimiento del 13% anual y faltaba el tirón final, el del último mes en el que el volumen de facturas suele crecer en otros entre 450 y 500 millones de euros.

Desde que la ministra Montero se hizo cargo de la cartera, hay informaciones que son como el Guadiana. Esta vez le ha tocado al informe de diciembre de pago a proveedores y deuda comercial de las Comunidades, en el que se recoge el Periodo Medio de Pago de las administraciones autonómicas, la deuda no financiera y, dentro de ella, la que es comercial (con proveedores) y afinando más, de esa cuantía la que se adeuda a proveedores del sector sanitario. En noviembre, la deuda de las Comunidades Autónomas con sus proveedores sanitarios era de 3.730 millones de euros.

2019 fue un año de tensión financiera para las Comunidades Autónomas que no recibieron del Ministerio los incrementos de las entregas a cuenta de su financiación hasta llegado el mes de noviembre. La cosa se agravó al cierre, porque el Ministerio decidió no pagar la liquidación del IVA que les correspondía a las regiones como saldo del sistema de financiación de 2017 (realmente recaudado menos las entregas a cuentas realizadas en su día).

El informe de la deuda no financiera hubiera permitido conocer el impacto en la economía privada de la decisión del gobierno central, porque las Comunidades trasladaron parte de las restricciones financieras que les hizo el Ministerio a sus pagos por la compra de bienes y servicios.

Estamos en marzo y ya se baraja la posibilidad de que el gobierno central vuelva a prorrogar los presupuestos (España funciona con los de 2018 aprobados por el PP, con sucesivas prórrogas). Lo han planteado los partidos nacionalistas PNV y ERC, socios principales del presidente Sánchez para aprobar los presupuestos. Con elecciones en sus respectivos territorios, ambas formaciones se han mostrado más proclives a que se pierdan los presupuestos de 2020 y se negocien los de 2021, cuya elaboración debe iniciarse en junio. Sánchez aprovecha la pandemia para reclamar apoyo a sus presupuestos. Pero el trámite de los presupuestos dura tres meses, demasiado tiempo para esperar a contar con un marco financiero en la lucha contra la pandemia

Más allá de aplazamiento de pagos de algunos impuestos, el gobierno debería medir adecuadamente el escenario económico y financiero por el impacto del coronavirus. Un impacto que el gobierno ha venido obviando hasta que se lo ha encontrado de sopetón abriendo un boquete en la economía nacional y obligando a plantearse un escenario de crisis que dificulta sus políticas expansivas.

Fue al presidente de Castilla-La Mancha al primero que se oyó hablar del impacto en el empleo y anunciar que habría recursos y medidas para corregir y paliar el impacto de la pandemia en el mercado de trabajo.

Lo del “buenismo” del gobierno central suena a épocas pasadas de muy mal recuerdo. El equipo económico de La Moncloa llega tarde y desarmado para luchar contra la derivada económico-financiera. Lo que anuncia son aplazamientos de pago. Nada de estímulos fiscales, nada de que el Estado acuda como garante de los endeudamientos necesarios para que no se derrumben los pilares económicos…

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