La publicación de las cuentas trimestrales de España por el Instituto Nacional de Estadística deja ya el resultado de lo que el confinamiento durante la segunda quincena de marzo supuso para la economía nacional. Si las previsiones anteriores a la pandemia situaban el escenario de crecimiento en el entorno del 0,4% trimestral, la hibernación de la economía con el decreto de estado de alarma arrasó con el escenario precrisis y se llevó por delante el consumo privado de las familias, que retrocedió un 6,6%, la inversión que lo hizo un 5,1% y las exportaciones de bienes y servicios, que lo hizo un 8,2%. Sólo creció el gasto de las administraciones públicas, debido fundamentalmente a las medidas de contingencia sanitaria y económica y lo hizo en un 1,8%.
Por sectores sólo el agrícola se anota mejoras, del 1,6%. La industria pierde un 6,5%, que se eleva hasta el 7,6% en el caso de la manufacturera. La construcción se contrajo un 6,8% y los servicios, la mayor fuente de riqueza nacional, perdió un 4,7%, aunque algunos sectores, como el de la hostelería, el comercio y el transporte se anota una caída del 11,1% y el del de ocio y actividades recreativas de un 8,5%. La caída fiscal (medida en impuestos netos) fue del 8,5%
El deterioro trimestral de la economía española es el mayor registrado en un trimestre. Para hacerse una idea del impacto que ha tenido el coronavirus durante quince días en la economía regional basta comparar con el impacto la crisis financiera e inmobiliaria (que estalló a finales de 2008) durante el primer trimestre de 2009, que tuvo una incidencia de tres puntos menos de contracción. En términos porcentuales el coronavirus ha tenido un impacto el doble que el que ocasionó la crisis financiera e inmobiliaria en los tres primeros meses de 2009.