205 empresas de Castilla-La Mancha, pendientes de las elecciones de hoy en Estados Unidos

El actual presidente abrió un conflicto arancelario con España, Reino Unido, Alemania y Francia, los cuatro países del consorcio Airbus, al entender que existían unas ayudas ilegales de la UE a esta compañía que compite con el gigante estadounidense Boeing. La administración americana impuso aranceles a productos de estos países con un impacto de 7.000 millones de euros, que afectaban fundamentalmente al sector agroalimentario: queso, aceite, aceitunas, vino, porcino…

Las sanciones empezaron a aplicarse de forma regular a finales de 2019, año en el que nuestra Comunidad había logrado aumentar sus ventas en el mercado norteamericano en un 17% hasta rozar una facturación total que rozaba los 300 millones, todo ello a pesar de que las ventas de aceite de oliva se contrajeron por las restricciones arancelarias un 36%. Este volumen representa el 4% de todas nuestras ventas internacionales y sitúa a Estados Unidos como nuestro sexto cliente y el primero no comunitario, por delante de China. El año pasado fueron 205 las empresas de la Comunidad que vendieron sus productos en Estados Unidos.

El saldo comercial con el país norteamericano fue favorable a nuestra Comunidad, que importó por valor de 216,6 millones (un 4% menos que en 2018), lo que sitúa a Estados Unidos con un peso del 2,3% de las compras internacionales que realizan las empresas de nuestra Comunidad.

Las principales ventas de Castilla-La Mancha en Estados Unidos son de queso, calzado y vino, a razón de 51 millones, 30 y 20 respectivamente (año 2018). Aunque los productos que más exportamos son motores y máquinas motrices, que no se vieron afectados por la imposición arancelaria.

La provincia que lidera nuestras ventas en Estados Unidos es Ciudad Real, con un volumen de 128 millones de euros, seguida de Toledo, con 76,3 millones.

Un cambio en la política comercial norteamericana que ha sido impulsada por la administración Trump y el levantamiento de aranceles tendría un impacto positivo en nuestro sector agroalimentario que perdió mercado en algunos productos en favor de otros países europeos no afectados por esa retorsión.