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“Lo sentimos. Todos nuestros operadores están ocupados”
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“Lo sentimos. Todos nuestros operadores están ocupados”

martes 29 de junio de 2021, 09:26h
“Lo sentimos. Todos nuestros operadores están ocupados. Vuelva a intentarlo pasados unos minutos”. Es la administración sin ventanillas. La no presencial. Sesenta llamadas ya -sesenta- y nadie y nada. Hemos vuelto atrás dos siglos. Más tecnología, más avances. Pero los vicios de la administración son los mismos. Se han modernizado. El “vuelva usted mañana” se ha convertido en el “vuelva a intentarlo dentro de unos minutos”. En algunos departamentos te ponen en espera y te dan tiempo de demora estimada. Con suerte, no se corta. Pasan cinco, diez, doce minutos. Es un 901 y la factura de teléfono crece. Se tarifa aparte. Algunos mensajes te remiten a páginas web hechas con jerga del otro lado, la de los funcionarios. Sopa de siglas o combinaciones de números o de siglas y números para nombrar formularios, modelos y…

…Y cuando abres el sitio, el software básico está trasnochado. Es incompatible con tu sistema. Tanto que te tienen que indicar cómo actuar con cada navegador -de los que soporta el sistema, porque no con todos se puede acceder a todo-. Java prehistórico. Nuevas indicaciones te llevan de ventana en ventana -ya no es de ventanilla a ventanilla-. Pasan los minutos y nada y nadie. Certificado digital. Descargar Clave. Descargar…

Si se trata de cita, raro es encontrar hora y día cercano. Si es a la hora del desayuno de media mañana la franja aparece en rojo. Todo cerrado. En algunos casos, ni hay cita disponible ni posibilidad en el corto o medio plazo, en días o semanas. Es el vuelva a intentarlo dentro de unos días. En otras ocasiones, directamente no hay posibilidad de conseguir citas para la oficina pública más cercana a tu domicilio. Te remiten a la que está a 80 kilómetros o más.

Cuando decides volver al pasado, a ir a las dependencias de la administración, te encuentras una persona de una compañía de seguridad. No es funcionario. Pero es el que te atiende. No pocas ocasiones es el facilitador, te indica formularios, los recovecos de la web. Y comprensivo te dice un truco: “Trate de conseguir cita a partir de las doce o la una de la madrugada, es cuando se puede conseguir. ¡Y no siempre!”.

Da la impresión de que los gobiernos quisieran convertirnos en hijos de la noche. En la espera y entre intento e intento uno aprovecha para poner la lavadora, el lavavajillas y hasta planchar. Dice la presidenta de la Comisión de los Mercados y la Competencia, que debemos cambiar los hábitos -deseo del gobierno- Y para ello han decidido que en vez de que los ciudadanos puedan elegir entre seis tarifas diferentes, todos tengan la misma. Da lo mismo si vives solo o tienes cuatro hijos, si haces turno de noche o de día, si tu jornada empieza a las cuatro o a las ocho, si eres anciano o joven, si tienes calefacción eléctrica o de combustibles fósiles, si tienes más o menos -que siempre queda el bono social-. Es por la descarbonización -dicen-. Es por la eficiencia- repiten-. Todos unificados. Aseguran que cuando la generación sea con fuentes renovables, se abaratará el recibo. Y uno mira la evolución de la generación de la energía en España y comprueba que la renovable ha ido ganando peso, que ya supera a la contaminante. Y el precio sube -y sube-.

Y terminado el quehacer casero -con algunos céntimos ahorrados y con más sueño- uno sigue sin cita previa. Y decide irse a dormir, que hay que estar fresco a la mañana siguiente para trabajar, para ser productivo y que el país gane en competitividad. Si la gestión era de plazos, uno se echa la suerte a la espalda y asume que lo que ha ahorrado en energía le podrá servir para compensar en algo la sanción por “el fuera de plazo”.

Dicen que hay una agenda digital -para modernizar la administración y eso-. La tecnología avanza a paso ligero y la administración a paso lento. Dicen que hay una política de calidad de los servicios. Bastaría con que hubiera servicio. Dicen que van a aumentar las plantillas, fundamentalmente de inspección -no de los servicios- de los ciudadanos. No de atención al contribuyente -al ilustrado, al leído o al que le costó aprender las cuatro cuentas y se peleaba con la gramática… a todos-. Alguien podría pensar que más que de atención y de prevención, es de coerción y sanción. Y si vives más allá de la M-30, más allá de la ciudad, donde la cobertura no cubre, donde la tecnología no llega, donde no hay ni banco, ni consultorio de salud, ni gestorías… intentarlo por la noche no funciona y ya no eres hijo de la noche, sino de un dios menor.
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