El INE pulveriza la recuperación milagro de la economía española y anticipa un menor crecimiento de la economía regional

Cuando en agosto la AIReF hizo pública su estimación, el gobierno de Castilla-La Mancha se encontraba en plena elaboración del proyecto de ley de presupuestos. El 7 de septiembre, el titular de la Consejería de Hacienda y Administraciones Públicas, Juan Alfonso Ruiz Molina, daba a conocer el escenario en el que se movía el gobierno que estima para 2021 que la tasa real del Producto Interior Bruto (PIB) crezca un 4% en Castilla-La Mancha, mientras que para 2022 lo situaba en el 5,5%. Ruiz Molina calificaba ese cuadro de prudente y se remitía a las estimaciones de la AIReF. Precisamente, la Autoridad Independiente respaldaba ese cuadro del gobierno “por su grado de realismo”, según dijo el gobierno. Ahora habrá que ver si el ejecutivo regional revisa su previsión inicial y si ajusta el presupuesto antes de remitirlo a las Cortes. En cuestiones de calendario, y si no se produce algún movimiento para frenarlo, es previsible que el dato actualizado de la AiReF sobre la economía regional se conozca en las vísperas del debate sobre el estado de la región, que tendrá lugar los días 6 y 7 de octubre.

Y si al gobierno regional la actualización del INE le pilla a contrapié, a nivel nacional cabe preguntar ¿qué pasa en el gobierno? En la rueda de prensa del Consejo de Ministros del martes, la vicepresidenta Nadia Calviño aseguró que "si se mantiene la tendencia, todo apunta a que la economía española recuperará los niveles de PIB y empleo antes de que acabe el año en curso". Dos días después, el Instituto Nacional de Estadística hizo público el crecimiento de la economía en el segundo trimestre, que fue del 1,1% y no del 2,8% como había anticipado en julio. Los analistas ven improbable que con esos datos se alcance lo anunciado por Calviño (crecimiento para este año del 6,5% y el que viene del 7%) y no se explican cómo la vicepresidenta presentó un cuadro económico alejado de la realidad, que ya debía conocer.

Los avances de datos económicos dejan ver algunos de los problemas a los que se está enfrentando la economía española en el tercer trimestre: El incremento de los costes energéticos, tras la continua subida de la factura de la luz, que está empujando al alza la inflación, que los analistas sitúan a final de año en el 3,2% interanual y en la media anual del 2,4%, superando la barrera del 2% fijada por los dirigentes de la política monetaria europea, que han frenado su política de estímulos. La industria se ha visto sometida a una falta de suministros, especialmente de bienes intermedios tecnológicos, y a un encarecimiento de las materias primas y el crecimiento de la inestabilidad en algunos de los países exportadores de esas materias primas. Las exportaciones sufren la presión del desmesurado aumento del coste de flete de los contenedores, que se han multiplicado por diez. Los datos del comportamiento del sector turístico, aunque mejoran, no alcanzan los resultados previos a la pandemia. Agosto cerró con una caída de las pernoctaciones respecto a dos años antes del 26%. Además, el crecimiento se basa en el turismo nacional, tras la caída de los viajeros extranjeros en un 48,3%. Son las nubes que están en el escenario de la economía. Por si fuera poco, en el panel europeo, la economía está pendiente del nuevo gobierno alemán y de quién será su ministro de finanzas. La cuestión es si finalmente la cartera la ocuparán los partidarios del regreso a la disciplina fiscal o de aquellos partidarios de sostener la estrategia de endeudamiento. Sea cual sea la postura, la economía española se verá afectada.