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En el mejor de los escenarios, la inflación media en 2022 superará a la de 2021 y se situará en el 3,7%
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En el mejor de los escenarios, la inflación media en 2022 superará a la de 2021 y se situará en el 3,7%

Por CLM21
lunes 17 de enero de 2022, 20:57h

El consenso económico mantiene que la inflación en España estará en el entorno del 5% en los próximos meses y fía al comportamiento de variables como el precio del petróleo y de la electricidad el resultado en el segundo tramo del año. En el mejor de los casos, con un cambio de tendencia, Funcas prevé que, a finales de año, en diciembre, llegue al 0,6%, pero la media anual se quedaría en el 3,7%, frente al 2,9% de la estimación previa. El dato supone que durante 2022 la inflación media superará a la de 2021 en 6 décimas, desde el 3,1 al 3,7.

A principios de 2021 se preveía una fuerte recuperación global, marcada por la distribución masiva de las vacunas, el continuo apoyo de las políticas monetarias y fiscales y la moderación de los riesgos financieros. Lo que no se previó fue la aparición de la inflación o, al menos, el tipo de inflación que hemos visto a partir de la primavera pasada.

La inflación derivada fundamentalmente del precio de la energía y de los carburantes apareció como elemento sorpresa en el proceso de recuperación, desacelerando el ritmo de crecimiento económico y los analistas, como BBVA Research, esperan que durante este año “siga la recuperación, pero quedan dos importantes dudas: la severidad de la nueva ola de la pandemia y su impacto económico, y el ritmo al que se modere la inflación”.

Desde la óptica territorial, conviene recordar que el consenso económico apunta que la recuperación de la economía castellano-manchega será más débil que la del conjunto del país por su estructura productiva, la misma que había conseguido que la caída durante 2020 fuera también más débil que la media nacional. En ese marco de previsiones, la inflación en Castilla-La Mancha ha sido mayor que la nacional y el riesgo de que lastre ese crecimiento económico regional, ya de por sí más débil, es mayor.

La elevación de los precios de la energía y del combustible se han trasladado a los costes de producción y al consumo, generalizando la subida de precios. En esa línea se manifiesta la economista senior de Funcas, María Jesús Fernández, para quien “El incremento de la inflación en diciembre ha tenido un origen muy generalizado, lo que indica que se está produciendo un traslado de los mayores costes de producción hacia los precios finales al consumo”.

Hay que tener en cuenta que a finales de 2021 los productos energéticos elevaron su tasa interanual hasta el 40,2%, con un ascenso mensual de la electricidad de casi el 20%. Desde diciembre de 2020, esta se ha encarecido un 72%, el gas, un 16,5% y los combustibles, un 26,1%. En cuanto a los alimentos no elaborados, su inflación ha subido hasta el 6,5%. Dentro del índice subyacente, los alimentos elaborados elevaron su tasa de inflación hasta el 3,5%, los bienes industriales no energéticos, hasta el 1,4%, y los servicios, hasta el 1,8%.

Los economistas prevén que, en un escenario favorable, en el que el petróleo bajará de los 80 a los 75 dólares por barril y que el precio de la electricidad descenderá en primavera en línea con los precios reflejados en los mercados de futuro, los precios empezarían a descender, pero eso no se produciría hasta casi el final de la primera mitad del año.

Las presiones inflacionistas, aun obedeciendo en gran medida a factores persistentes pero temporales ligados a la pandemia y a la recuperación de la actividad y el empleo, han hecho reaccionar finalmente a los principales bancos centrales, que han acelerado sus planes de retirada de estímulos monetarios para anclar las expectativas de inflación, lo que ha tenido efecto en los países emergentes, inducidos a su vez a subir tipos antes y más rápido.

Ese marco supone además otra amenaza: el incremento del coste de la deuda pública y privada, lo que afectará a las empresas e instituciones con mayor carga financiera, como es el caso de Castilla-La Mancha.

En ese escenario futuro cobra valor dos decisiones del equipo económico del gobierno regional: Renegociar la deuda viva para reducir los intereses y el inicio del saneamiento de las finanzas públicas de la Comunidad en 2020 y 2021 aprovechando la mayor entrada de recursos. Hay que tener en cuenta que la crisis financiera e inmobiliaria de 2008-2014 disparó el endeudamiento de Castilla-La Mancha, hasta situar a la región como la segunda más endeudada porcentualmente en relación con su riqueza.

Por otro lado conviene señalar que la última reforma de las pensiones ligó su revalorización a la inflación media anual (tomado como referencia el mes de noviembre) con lo que el coste de la nómina de las pensiones para 2023 subiría en torno a ese 3,6% de inflación previsto por los analistas.

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