En el PSOE, existe preocupación porque la imagen del líder en vez de sumar, resta, y todavía hay cuentas pendientes internas. Según informaba recientemente el diario El Confidencial los barones del PSOE alertan de que “Pedro Sánchez” está por debajo de la marca. A decir de otro medio, El Independiente, “Los susanistas afilan cuchillos contra Ferraz si Espadas queda por debajo de los 33 escaños conseguidos por Susana Díaz”. Andalucía es el granero nacional de votos para el socialismo y está en horas bajas y en caída, a pesar de la fortaleza de la estructura del partido.
A la izquierda del PSOE, las circunstancias cambian: Las organizaciones no tiran. No hay partidos con estructura fuerte. A ello se añade que la líder de ese nuevo proyecto “Sumar”, Yolanda Díaz, la mejor valorada, no quiere quemarse antes de tiempo implicándose en una batalla perdida. Quiere mantener su imagen y esperar a ver qué pasa en el PSOE, si hay naufragio y en tal caso qué magnitud tiene.
Desde La Moncloa, el presidente ha venido dando alas a lo que ha denominado “espacio Yolanda Díaz” para distanciarse de Podemos y de sus continuos juegos a la contra. Tanto le ha dado, que la ministra de Trabajo marca tendencia al alza, mientras el presidente lo hace a la baja. Yolanda Díaz trabaja la imagen de poner cierta cordura en las salidas de pata de banco de UP al tiempo que asocia los principales éxitos del gobierno como propios.
Lo de la plataforma “Sumar”, recuerda aunque con matices ideológicos al proyecto “¡En Marcha!” de Macron en Francia. El hoy presidente francés también estaba en la dirección política del país cuando creó el “espacio Macron”. Era el secretario general adjunto de la Presidencia de la República, que estaba en manos del socialista François Hollande. Era, por tanto, una persona de extrema confianza del presidente.
Pero no es la única similitud. El último presidente socialista de Francia, Hollande (2012-2017) llegó al poder tras las políticas de austeridad de su predecesor, Sarkozy. Aplicó estímulos a las empresas para impulsar el país y su transformación económica. Sin embargo, Francia no logró remontar la crisis de forma clara y su situación respecto a Alemania se agravó en términos de crecimiento, deuda y paro. La gestión de Hollande y las discrepancias internas suponían el principio del fin del fuerte Partido Socialista de Francia. La formación aún mantiene peso en las corporaciones locales, pero ha sido barrido de la política nacional. La gestión de Hollande y el cansancio de la sociedad elevaron a Macron a la Presidencia de la República, desde donde desplegó unas políticas de apoyo a las empresas, al tiempo que desplegó un abanico de políticas sociales.
A día de hoy, el principal dato económico que puede exhibir el gobierno de España es el del paro. A ello ha favorecido en fondo y en forma la reforma laboral. Y eso se lo apunta Yolanda Díaz. Sabe que hay un tecnicismo a la hora de contar a los fijos discontinuos: No se les consideran parados, aunque no estén trabajando, porque no se ha roto el vínculo empresarial. Pero en realidad no trabajan y cobran prestación por desempleo. Es decir, pasan temporadas en paro, en las que, a efectos administrativos, no están incluidos en las listas de parados. Eso era así desde hace años. Lo que sucede es que ahora la reforma laboral ha convertido a buena parte de los contratos temporales en fijos discontinuos. Antes al terminar el trabajo temporal se rompía el vínculo con la empresa, se pasaba al desempleo y se entraba en la estadística del paro.
Cuando el líder del PP, Núñez Feijoo apuntó que esto es un maquillaje del paro, tuvo respuesta desde el gobierno, pero la más virulenta fue la de Yolanda Díaz, porque el líder de la derecha le estaba dando en la línea de flotación del principal pilar sobre el que la ministra de Trabajo está construyendo su imagen política. Y hubo quien desde el sector socialista del gobierno salió en su apoyo.
Si (
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