La huelga se prolongará inicialmente durante nueve días y afectará a hospitales y centros de salud, residencias y centros de mayores, colegios e institutos y universidad, consejerías y ayuntamientos, juzgados y delegaciones ministeriales, naves industriales y oficinas bancarias, mercados y medios de comunicación…: "no hay ninguna empresa de ningún sector, ninguna administración pública, ninguna actividad productiva ni ningún servicio, ya sea público o privado, que pueda prescindir de la limpieza" señalan desde CCOO.
Por ello, el BOE, el DOCM y los boletines oficiales de las cuatro provincias afectadas por las convocatorias de huelga se han llenado a lo largo de esta semana de decretos de servicios mínimos imponiendo límites a los paros, argumentando que se trata de un ‘sector esencial’ para el funcionamiento de otros muchos.
Las autoridades gubernativas que emiten ahora estos decretos restringiendo el derecho a la huelga de las trabajadoras de la Limpieza también las declararon esenciales durante la pandemia. No hubo EREs ni ERTEs en el sector, al contrario: se precisaron refuerzos. Las empresas de la Limpieza vieron ampliadas sus contratas y, mientras las trabajadoras afrontaban la lucha contra el covid expuestas al virus en primera línea, las empresas hacían caja, incrementaban su facturación, su rentabilidad y sus beneficios.
La crisis sanitaria les sentó muy bien a las empresas de la Limpieza. Sus patronales, al igual que las Administraciones y la sociedad entera, aplaudieron y halagaron a las trabajadoras. Pero hasta ahí llegó el reconocimiento: El valor de su trabajo era inmenso, pero el precio era el fijado en los convenios colectivos; y punto.
Las trabajadoras de la Limpieza de Ciudad Real, de Cuenca, de Guadalajara y de Toledo tienen caducados sus convenios desde el 31 de diciembre de 2021. Se pasaron todo el año 2022 con las nóminas congeladas y encogidas ante el incremento disparatado de los precios; y tratando de negociar con sus patronales unas subidas suficientes para no ver demasiado mermado el poco poder adquisitivo de sus bajísimos salarios. Pero se toparon siempre con la negativa de la patronal estatal ASPEL, secundada por las patronales provinciales.
Aunque estas últimas mostraron alguna disposición a atender al menos en parte las reivindicaciones de sus trabajadoras, ASPEL las rechazó todas una y otra vez.
Bloqueó cualquier incremento salarial superior al 2% anual. El cero por ciento para 2022. Se negó en redondo a incorporar una cláusula de garantía referenciada al IPC que operara al finalizar la vigencia de los convenios. Se burló de la reivindicación de reducción de jornada anual que plantean las trabajadoras, no para trabajar menos horas sino para que todas las que tienen contratos a tiempo parcial, que son tres de cada cuatro, mejoren mínimamente su porcentaje de cotizaciones y salarios. Para mayor escarnio, ASPEL incluso exigió recortes en prestaciones por IT y en el único plus que existe en el sector, el de antigüedad.
ASPEL representa a las grandes empresas del sector de la Limpieza, que son las que disfrutan de las contratas públicas y privadas más suculentas de cuantas se ofertan en CLM y en España. Su patronal gobierna la negociación colectiva en todo el país. La responsable de Relaciones Laborales de ASPEL impone las condiciones de los convenios sectoriales en todas las provincias de España. Y si se convoca alguna huelga, el presidente de ASPEL remite cartas a ministros y ministras, consejeros y consejeras, alcaldes y alcaldesas, exigiendo servicios mínimos del 100%. Para no dejar de facturar ni un solo día, ni una sola hora.
Desde el mes de junio, y sobre todo en el otoño, las trabajadoras de la Limpieza de las cuatro provincias de CLM con los convenios caducados y bloqueados se han concentrado ante las sedes de FEDETO en Toledo, de FECIR en Ciudad Real, de CEOE-CEPYME en Cuenca y en Guadalajara, para reclamar “convenios dignos con salarios suficientes”. “Si no cobramos, no limpiamos”, gritaban. Pero gritos no se oían en el barrio de Salamanca de Madrid, donde sientan sus reales los directivos de ASPEL.
Tampoco los han oído hasta ahora los clientes, públicos y privados, de las empresas afiliadas a ASPEL. Aunque ahora, cuando se aproxima la huelga, vuelven a acordarse de que la Limpieza es esencial y están todos ellos pendientes de garantizarse la continuidad del servicio incluso durante los paros, reclamando unos y publicando otros decretos de servicios mínimos.
Mientras, las trabajadoras y sus sindicatos, CCOO-Hábitat y UGT-FeSMC, organizan la huelga.
Durante las dos semanas centrales del pasado mes de diciembre, CCOO y UGT volvieron a reunir en asambleas a sus delegadas y delegados para planificar los paros. Para cargar pilas. Para perfilar estrategias. Para preparar a los piquetes y escoger puntos calientes. Para elaborar folletos informativos. Para preparar las convocatorias de concentraciones desde las que proyectar públicamente el conflicto.
Después, esas delegadas y esos delegados han llevado a los centros de trabajo las consignas y el llamamiento a la huelga. Hay unas 15.000 personas afectadas por los cuatro convenios colectivos en disputa, y llegar a todas ellas requiere un enorme esfuerzo.
La dispersión geográfica de centros de trabajo y la reducida plantilla que presta servicios en la mayoría de ellos -en muchísimos casos, una sola trabajadora, y a tiempo parcial- obliga a elegir y a focalizar. Gran parte de los representantes de las trabajadoras y los trabajadores del sector han acumulado en estas fechas sus horas sindicales para multiplicarse, para poder llegar a cuantos más sitios y a cuantas más compañeras y compañeros mejor.
“Hay que ganar esta huelga. Aquí se juegan mucho, muchísimo, muchísimas personas trabajadoras pobres y humildes, que se van a dejar en la huelga una parte de sus bajísimos salarios. Pero que reclaman reconocimiento y respeto, que exigen dignidad. Y que piden disculpas a quienes se vean afectados por los paros, al tiempo que piden el apoyo y la solidaridad del conjunto de la clase trabajadora y todas las personas de bien”, señalan Carlos García Montoya y Félix Frutos, responsables de CCOO y UGT en la movilización y la huelga de la Limpieza.