Esta exigencia encierra muchos y sangrantes contenidos en el caso del calzado, un sector manufacturero puro y duro, cuyos salarios están entre los más bajos de toda la Industria española, entre los 14.000 y los 17.000 euros; y que, por el contrario, pese a la exigencia física que requiere, mantiene una jornada anual de 1.788 horas, la segunda más alta de los 31 convenios de ámbito estatal existentes en nuestro país.
El calzado emplea a unas 25.000 personas en España, alrededor del 18% de ellas Castilla-La Mancha: unas 1.500 en Fuensalida-Portillo y otras 3.000 en Almansa y su comarca. En esta localidad albaceteña ya se concentraron unos mil manifestantes el pasado mes de julio para instar a las patronales del Calzado a hacer justicia con sus trabajadores/as. Hoy, en torno a sesenta u ochenta trabajadoras y trabajadores almanseños, todos los que han podido, se han desplazado hasta Elche para sumarse a la concentración convocada por CCOO y UGT en la localidad ilicitana.
Otras cien o ciento cincuenta personas se han sumado entre las dos y las cuatro de la tarde, según iban saliendo del turno de mañana o antes de entrar al de tarde, a la asamblea-concentración convocada por CCOO en un céntrico parque de Fuensalida, y que durante las dos horas se ha desarrollado bajo un tiempo inclemente, con fuertes rachas de viento y agua.
Allí, la secretaria general de CCOO-Industria de Toledo, María Jesús Fernández, el responsable regional de esta federación del sindicato, Ángel León; y el secretario general de CCOO-Toledo, han ido ofreciendo sucesivas charlas según se renovaban los asistentes; informando una y otra vez de la situación de bloqueo de la negociación colectiva y alentándoles a sostener la movilización y a extenderla entre sus compañeros y compañeras hasta arrancar a las patronales que negocian el convenio estatal del calzado “un acuerdo digno, y no la miseria que están ofreciendo.”
La última reunión se celebró en junio y acabó con distancias insalvables entre las posiciones patronales y las reivindicaciones de la parte social, explicó María Jesús Fernández, que forma parte de la Mesa negociadora del convenio estatal
En salarios, los sindicatos reclaman que “un trabajador o una trabajadora del nivel 3, el intermedio de los cinco que establece el convenio, llegue este año a los 16.641 euros brutos. Y que desaparezca el nivel 1, que cobran 14.881, solo 881 por encima del SMI. Las patronales se niegan, y a lo sumo están dispuestas a subirles un 2,5%.”
“Estamos pidiendo un 4% este año, con el IPC por las nubes; y se niegan a pasar del 2,5%. Pedimos un 11,5% en cuatro años, y no quieren ni llegar al diez”, explica Fernández, que califica de “ridículas e indignantes” las propuestas salariales de las patronales,
“Pero lo que es peor: se niegan en redondo a establecer cláusulas de garantía que operen año a año, para que los trabajadores no pierdan el escaso poder adquisitivo de sus bajos salarios. O que al menos se comprometan a comparar al final de la vigencia del convenio las subidas salariales globales con el incremento del IPC, y a saldar la diferencia. Si no al 100%, al menos al 60% o 70%. Las patronales dicen que, como mucho, les añadirán uno o dos puntos dentro de cinco años y sanseacabó”,
Pero las discrepancias no se circunscriben únicamente a la cuestión salarial, ni mucho menos. Tal y como explica Fernández, las patronales tampoco están dispuestas a aportar mejoras a “los problemas más sangrantes de los trabajadores y las trabajadoras del sector, que se dejan aquí la vida.”
“Pedimos reducir la jornada anual al menos doce horas, una al mes; y nos ofrecen cuatro, dos ahora y otras dos dentro de dos años. Se ve que ellos hacen caja, pero no zapatos. Trabajando con las manos durante jornadas larguísimas, cosiendo zapatos todo el día, los dolores musculares y las lesiones músculo-esqueléticas en brazos o muñecas son una amenaza constante para los trabajadores y las trabajadoras del sector”.
“Tal vez por eso, las patronales se niegan también a mejorar el complemento por IT, que es cero en todo el primer mes, un poquito del segundo al cuarto mes y luego cero otra vez. Si la baja dura menos de un mes; o, lo que es peor, si se convierte en baja de larga duración, vas bien jodido”, denuncia Fernández.
“Luego está la flexibilidad horaria que exigen las empresas; que en la mayoría de las ocasiones solo la necesitan por su mala organización y cuyos efectos trasladan a las trabajadoras. Encima, esas horas flexibles, con lo que conllevan de sacrificio de la vida personal y familiar, las pagan a pelo de rana.”
“Ya está bien, señor Santos Martín-Caro; trate como se merece a su personal, y a todas las personas de este pueblo y de esta comarca por cuyo trabajo es conocida y reconocida su empresa”, reclamó Fernández, interpelando directamente al propietario de la empresa Pablosky, con dos fábricas en Fuensalida y otra en Alicante; y representante patronal en la mesa de negociación del convenio estatal.
“El Calzado echa hoy a andar en Fuensalida para exigir salarios y dignidad. Aquí y en Elche y en Arnedo, os estáis movilizando para decirles a vuestros empresarios y sus patronales que también ellos tienen que dar un paso al frente; y cuanto antes.”
“Porque si por su parte no hay correspondencia, si no tienen voluntad de acercamiento, el paso que estáis dando hoy los trabajadores y las trabajadoras tendrá continuidad. O las patronales rectifican, o nos encaminamos a la huelga general en el sector”, advirtió por su parte Ángel León.
En la misma línea, Federico Pérez agradeció su interés y su movilización a cuantas personas se sumaban a la concentración y les alentaba a ser muchos más en la siguiente, que los sindicatos barajan volver a convocar de aquí a un mes, antes de embarcar al sector en una huelga general.