En la década pasada y tras las tecnológicas financieras, emergieron las tecnológicas alimentarias sobre la base de que la sociedad se enfrenta a una industria alimentaria insostenible que deberá alimentar a 10.000 millones de personas en 2050. Para satisfacer esta demanda de rápido crecimiento, la producción de alimentos deberá aumentar en alrededor de un 60 %, lo que requeriría 593 millones de hectáreas adicionales de tierras agrícolas para satisfacer esta demanda, un área que casi duplica el tamaño de la India.
Tras años de investigación y desarrollo, las grandes compañías alimentarias se empiezan a adentrar en este campo cuyo valor de mercado mundial se estima en 125.000 millones de euros. De ahí, que las compañías foodtech captaran 39.300 millones de dólares en 2021, más del doble que en 2020. Los analistas estiman que a finales del año pasado la valoración de estas compañías a nivel mundial alcanzaba los 250.000 millones de dólares. En España hay 400 compañías de estas características, el 60% se concentran en Andalucía, Madrid y Cataluña. Moa está bajo el ojo de los inversores por su potencial
La Estrategia Europea 2020 contempla alcanzar un crecimiento más sostenible, basado en una economía más verde, más eficaz en la gestión de los recursos y más competitiva. Y es en ese marco donde se encuadra la actuación de Incarlopsa.
El acuerdo de Moa con Incarlopsa busca el desarrollo de proteínas sostenibles a partir de la fermentación de residuos y subproductos.
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