No obstante, ese impulso no será suficiente para que la economía regional crezca en 2023 al mismo ritmo que la media nacional. Si para el conjunto de nuestro país se estima un avance del PIB del 2,4%, en el caso de Castilla-La Mancha se deja en el 1,9% por el mayor impacto de la sequía y de los costes de insumos del sector agrario.
Para 2024 y gracias al impulso de la ejecución e los fondos y a la política fiscal expansiva, nuestra región crecerá un 2,2%, una décima más que la media nacional, aunque una eventual persistencia de la falta de lluvias podría aminorar el crecimiento de nuestra región.