Este indicador opinático mide, por un lado, las expectativas generados entre los empresarios con respecto al trimestre entrante y, por otro, la situación del trimestre anterior. De esta forma, se obtiene un índice armonizado, como resultado de la combinación de ambos datos.
Si bien este indicador acostumbra a seguir una tendencia claramente marcada por el optimismo en las expectativas, que luego no se veía reflejada en la experiencia del trimestre, en el último año estas lecturas son más ajustadas. Los empresarios son más conscientes de la situación económica y el clima general a su alrededor, lo que les lleva a tener expectativas que concuerdan más con los datos finales.
En Castilla-La Mancha, las expectativas con respecto al último trimestre del año apuntaban a un descenso de la confianza empresarial de 1 punto. Finalmente, la situación durante este periodo deja una caída de la confianza de 1,2 puntos.
En lo que respecta a las expectativas para el primer trimestre de 2018, los empresarios castellano-manchegos pierden aún más confianza, llegando a los -2,2 puntos. Este descenso de las expectativas empresariales está muy por debajo de los indicadores nacionales, que sitúan la pérdida de confianza en los resultados del primer trimestre en los -0,4 puntos.
Con estos datos, el Índice de Confianza Empresarial Armonizado de nuestra Comunidad está entre los cuatro más bajos de toda España. Con una caída de 1,8 puntos, está sólo por encima de Baleares, Castilla y León y Cataluña.
Del total de empresarios castellano manchegos consultados, el 61,6% espera que el primer trimestre de 2018 entre dentro de la normalidad, un 18,1% tiene una opinión optimista y el 20,3% augura un futuro desfavorable.