El consumo de los hogares cayó un 7,5% trimestral, la formación bruta de capital, un 5,8% con un fuerte arrastre a la baja de la inversión en vivienda que se contrajo un 9,6%, agravando aún más los datos del sector (-11,9% interanual). Exportaciones e importaciones se anotan un retroceso del 8,4%.
Desde el punto de vista de la oferta, todos los sectores se anotan importantes caídas trimestrales en la generación de riqueza. Sólo los subsectores dentro de los servicios de las actividades financieras (1%) y la administración pública, educación y sanidad (0,8%) crecen. Ambos están encuadrados dentro del sector servicios que se anota un descenso medio del 5,6%.
Los mayores retrocesos se producen en el sector del ocio y en el del comercio y la hostelería. El primero cae un 11,2% y el segundo un 10,9%. Las actividades profesionales retroceden un 8%. En su conjunto, el sector servicios se desploma un 5,6%.
En el caso de la construcción, el hundimiento es del 8%, a pesar de ser una actividad que se consideró esencial y siguió en actividad durante esa quincena de marzo. La industria cae un 2,7%, con un especial peso de la manufacturera que retrocede un 3,2%. Por su parte, la agricultura cae un 1,4%.
Con esa evolución trimestral el PIB agrícola se anota un descenso anual del 2,5%, el de la industria un 2,2%, el de la construcción un 8,6% y el de los servicios un 4,1%. Dentro de los servicios, el comercio, la hostelería y el transporte se anotan un descenso anual del 9,7% y las actividades de ocio un 10,7%.
Los datos de la contabilidad nacional hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística marcan una mayor caída que la prevista por el Banco de España, que calculó que la actividad económica se hundiría un 4,7% en el primer trimestre. De mantenerse ese comportamiento, la desviación anual estaría en torno a dos puntos y la economía española se hundiría a final de año un 15,6%, es decir España perdería casi 200.000 millones de su riqueza.