Si los Británicos deciden salir (Brexit) de la Unión en el referéndum que celebrarán el próximo día 23, la situación puede afectar económicamente y socialmente a todos los países y regiones de la Unión, incluida Castilla-La Mancha. Las cuestiones que pueden verse perjudicadas por el triunfo del sí son aquellas relacionadas fundamentalmente con la libertad de movimientos de personas y de mercancías, fundamentalmente el turismo, las importaciones y exportaciones y los sistemas de búsqueda de trabajo y de protección social. Todo dependerá del nuevo marco jurídico de relaciones que se estableciese entre Inglaterra y la Unión.
Los turistas españoles o ingleses no podrían hacer uso de la tarjeta sanitaria europea
Así conviene recordar que el Reino Unido es el primer país en número de turistas que vienen a España. De los 68,2 millones que visitaron España, 15,72 millones procedían de Inglaterra. En el caso de Castilla-La Mancha, los ingleses son el segundo país emisor de turistas que visitan nuestra Comunidad, sólo por detrás de los franceses. Según los documentos oficiales cada inglés gasta en nuestra región casi mil euros en sus desplazamientos. Se estima que cerca de 100.000 ingleses vienen a Castilla-La Mancha anualmente. Las cifras oficiales del Ministerio sitúan en 275 millones de euros los ingresos directos por turismo en Castilla-La Mancha.
Si se establece restricciones a los movimientos de personas y Reino Unido abandona el acuerdo de Schengen, por el que en 1995 se suprimieron las fronteras comunes entre los países integrantes y se establecieron controles comunes en las fronteras exteriores de esos países, se aumentarán los trámites burocráticos para el desplazamiento de los nacionales tanto de las islas británicas como españoles. Las dos cuestiones fundamentales para los británicos partidarios de romper con la Unión son las restricciones en el acceso de extranjeros a su país, incluidos los ciudadanos de la Unión, y la reducción de los beneficios sociales a los trabajadores extranjeros afincados en Gran Bretaña, e incluso a las familias de estos que residan en sus países de origen.
Por otro lado, los turistas tanto españoles como ingleses no podrían beneficiarse de la tarjeta sanitaria europea salvo que se negocie un nuevo acuerdo y no estarían cubiertos por los sistemas sanitarios públicos en sus desplazamientos.
Los 572 ingleses residentes en Castilla-La Mancha no podrán votar en las elecciones municipales de nuestro país
Además, los analistas financieros dan por descontada una devaluación de la libra esterlina frente al euro, por lo que a los ingleses le será más gravoso desplazarse y consumir en los países de la zona euro. Se estima que la depreciación podría llegar a ser de un 20 por ciento. Esa reducción repercutiría negativamente en los ingresos por turismo en Castilla-La Mancha y en el resto de España. Los mil euros actuales de media que gasta un turista inglés quedarían reducidos a 800. En sentido contrario, los castellano-manchegos que quieran ir a Gran Bretaña tendrán mayor poder adquisitivo.
Por otro lado, en Castilla-La Mancha viven 525 ciudadanos ingleses que se benefician de los servicios públicos españoles y que incluso tienen derecho a voto en las elecciones municipales, un derecho que perderían salvo que se firme un acuerdo de reciprocidad entre España e Inglaterra. Esa misma situación afecta a los españoles residentes en Inglaterra.
Inglaterra es el segundo país emisor de turistas que recibe nuestra Comunidad
En cuanto a los datos comerciales, Castilla-La Mancha exportó el pasado año a Inglaterra productos por valor de 280 millones de euros. La depreciación de la libra y la imposición de aranceles harían menos competitivos nuestros productos. Y aunque las importaciones se beneficiarían inicialmente de la depreciación de la libra, se gravarían a su vez con los aranceles e impuestos especiales.
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