Críticos y oficialistas del PSOE coinciden en que es el momento de iniciar el proceso de reconstrucción del partido y de fortalecer el mensaje socialdemócrata y la política de comunicación del partido y de todas las instituciones en las que gobiernan. El debate interno, que se ha vuelto a reproducir tras las elecciones, se centra en si ese proceso lo debe liderar Pedro Sánchez o, como defienden los críticos, entre ellos las federaciones andaluza, extremeña, aragonesa y castellano-manchega, debe cambiar la dirección del partido.
Así las cosas e iniciadas las maniobras, entre unos y otros, miembros de la ejecutiva nacional recuerdan que ninguna de las federaciones críticas ha ganado las elecciones en su territorio. Muy al contrario, que se ha retrocedido y que si se celebrasen elecciones autonómicas el partido perdería los gobiernos o tendrían serias dificultades para repetirlos. Por ello mandan un recado, “que primero cada uno arregle su habitación y, entre todos, arreglamos la casa”. Los críticos se defienden con el argumento de que los datos no son extrapolables de unas elecciones nacionales a otras autonómicas, porque en las regionales juegan un papel fundamental la cercanía y el tirón de las agrupaciones locales del partido y de los alcaldes.
Y sectores oficialistas no quitan la razón, pero puntualizan. Y así, al referirse a Castilla-La Mancha dicen que es preocupante que la extrapolación suponga la pérdida de seis de los quince escaños autonómicos, que Podemos doble su actual representación y que Ciudadanos pase de cero a cuatro diputados. Pero lo que más preocupa a los oficialistas es que el PP ha demostrado tener unas estructuras locales muy fuertes y que ha ganado en casi todos los feudos que votaban socialista.
Algunos históricos del PSOE dicen que “hay que baronear menos y gestionar más”. Y lo explican: “Si algo ha caracterizado siempre al PSOE de Castilla-La Mancha es el estar cerca de la gente, que lo primero son los problemas de los ciudadanos, a los que debemos aportar soluciones. Ahora da la impresión de que hay dirigentes que están más preocupados por ejercer de barones dentro del partido y la gestión pasa a segundo o tercer plano. Lo importante es la unidad. Los méritos se consiguen ganando elecciones, porque es señal de que la gente reconoce tu labor. Aquí Pepe Bono obtuvo seis mayorías absolutas y José María, una. Y para esa labor, la de trabajar, todos somos pocos, aunque hay algunos que no piensan lo mismo”
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