Las matriculaciones de vehículos en Castilla-La Mancha se incrementaron en 2016 un 13 por ciento con respecto al año anterior. En total, 31.216 vehículos fueron matriculados durante el año, en contraposición a los 27.511 matriculados en 2015. Un ligero repunte para uno de los sectores más castigados durante la crisis.
Las ventas de vehículos a nivel regional han aumentado, en parte gracias al repunte de diciembre, pero los vehículos que adquieren los castellano-manchegos contaminan más. Si en el año 2015 la media de contaminación de los vehículos matriculado en ese año era de 116 gramos de dióxido de carbono por kilómetro, en 2016 la media es de 117 gramos. A esto hay que sumar que sólo el 30 por ciento de los vehículos adquiridos en 2016 empleaban gasolina. El otro 70 por ciento restante eran diésel, un combustible más contaminante.
La contaminación emitida no solo tiene repercusión en la contaminación atmosférica, sino que también repercute directamente en el bolsillo de los propietarios a través del impuesto de matriculación. El impuesto de matriculación tiene cuatro tipos impositivos en función de las emisiones de CO2: del 0 % para vehículos que emitan menos de 120 gr/km, del 4,75 % para los de más de 120 gr/km y menos de 160 gr/km, del 9,75 % para los de más de 160 gr/km y menos de 200 gr/km y del 14,75 % para los de más de 200 gr/km. Por tanto, cuanto más contaminante sea el vehículo, mayor será el impuesto de matriculación a pagar.
Las ventas de automóviles en Castilla-La Mancha suponen el 2,7 por ciento de la cuota nacional de mercado de automóviles y movió en el último año un total de 520 millones de euros. Una cifra que sitúa a la Región justo en el medio, en la novena posición, en el ranking de ventas por comunidades autónomas. La vecina Comunidad de Madrid, en cambio, es la primera de la lista, soportando el 31,6 por ciento del parque automovilístico de nueva matriculación del país con 6.390 millones de euros en ventas.
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