La Fundación, advierte de que según sus cálculos las Comunidades Autónomas en su conjunto presentaron un saldo estructural del -1% en 2020 y del -0,4% en 2021. Aunque la situación es heterogénea. Sólo las Comunidades insulares (Canarias y Baleares) y las de régimen de financiación especial (Navarra y País Vasco) cerraron 2021 con un saldo positivo. Canarias, con un superávit del 1,3%; Baleares, un 0,6%; Navarra, un 0,8% y País Vasco, un 0,5%.
Castilla-La Mancha se integra en el grupo de regiones con déficit estructural, que requiere o más ingresos o menos gastos para equilibrar sus cuentas, aunque fue de las Comunidades que hizo un mayor esfuerzo en 2021 y rebajó su déficit en nueve décimas. En el ejercicio pasado todas las regiones lograron mejorar sus cuentas, salvo La Rioja, que aumentó su déficit en una décima.
A pesar del buen dato de cierre de 2021, la estimación del saldo estructural del conjunto de las Comunidades Autónomas, según los autores del estudio (Manuel Díaz, Carmen Marín y Diego Martínez). indica que” sus cuentas públicas no gozan de tan buena salud como se pudiera pensar. Por ello, y una vez superada la recesión provocada por la pandemia de COVID-19 y la nueva crisis debida a la invasión rusa de Ucrania, las CC.AA. deben plantearse medidas de consolidación fiscal que reduzcan el déficit estructural presente en sus cuentas”
El saldo estructural se define como aquél que se obtiene tras neutralizar los efectos del ciclo económico, es decir, es el saldo que refleja las decisiones discrecionales de gasto e ingreso adoptadas por los gobiernos. Esas reglas fiscales obligan a los Estados a no sobrepasar un déficit del 3% y una deuda del 60%. En España es el Consejo de Ministros el que aprueba el reparto de esos porcentajes entre las diferentes administraciones. Ahora en suspenso, el gobierno fija esos límites como recomendaciones, no como topes de obligado cumplimiento. En 2021, la recomendación para las Comunidades Autónomas fue no sobrepasar un déficit del 1% y en 2022 ha rebajado ese límite al 0,6% .
FEDEA señala que el saldo estructural no es observable y debe ser estimado. Para ello, se parte del saldo presupuestario de las regiones, que ha sido del -0,2% del PIB en 2020 y del -0,03% PIB en 2021. Estas cantidades suponen los mejores resultados fiscales de toda la serie histórica. No obstante, este saldo en términos de Contabilidad Nacional puede ofrecer una imagen distorsionada de la verdadera salud financiera de las cuentas públicas al estar distorsionado por el efecto de la COVID-19 y del ciclo económico.
Si (
No(
