Castilla-La Mancha es una de las cuatro regiones españolas con déficit estructural. Las otras tres son Comunidad Valenciana (-1,5%), Murcia (-1%) y Murcia (-0,6%).
El saldo estructural se define como aquél que se obtiene tras neutralizar los efectos del ciclo económico, es decir, es el saldo que refleja las decisiones discrecionales de gastos e ingresos adoptadas por los gobiernos. Este indicador es en la actualidad un elemento central en el marco de la supervisión fiscal de la Unión Europea. El saldo estructural no es observable y debe ser estimado.
Según vienen denunciando los gobiernos de algunas de estas Comunidades, como es el caso de la valencia, Murcia y Castilla-La Mancha, parte de este déficit estructural obedece al actual sistema de financiación. El gobierno de García-Page ya cuantificó en su primera legislatura que Castilla-La Mancha recibe del sistema de reparto entre 1.000 y 1.200 millones menos de lo que le cuesta prestar los servicios públicos en igualdad de condiciones con el resto de las Comunidades. De hecho, el documento señala que, si se tiene en cuenta el carácter extraordinario de los ingresos, el saldo estructural de todas las regiones empeoraría y sería deficitario en un 0,2%. En este supuesto, Castilla-La Mancha presentaría un déficit estructural en sus cuentas del 0,8%. Sería el peor tercer dato de España, tras los de la Comunidad Valenciana (-2,1%) y Murcia (-1,6%).
Por lo que respecta a las cuentas de 2022, el estudio de FEDEA concluye que las Comunidades autónomas cerraron el ejercicio con un deterioro importante con respecto a los años 2020 y 2021, si bien esos años anteriores fueron anómalos por las ayudas y fondos extraordinarios recibidos por las administraciones regionales para la lucha contra el impacto del Covid. FEDEA estima que descontado todos estos efectos y los derivados del ciclo económico, las regiones españolas presentan un saldo estructural positivo del 0,2% del PIB.
El origen de los cálculos realizados por los investigadores de FEDEA es el saldo presupuestario, que en 2022 fue deficitario en 1,1% del PIB, aunque Castilla-La Mancha (1,9%) presenta un déficit y deterioro mayor al de la media. De hecho, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana son las dos regiones que presentan la peor evolución del saldo en términos de contabilidad nacional (-2,1%). En el caso de nuestra Comunidad al pasar de un superávit del 0,2% a un déficit del 1,9%.
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