El PSOE obtuvo 90 escaños, veinte menos que en 2011, y el PP 123, 63 menos. Ximo Puig dejó caer que, si se repetían las elecciones, lo mismo era conveniente cambiar de candidato y propuso resetear al PSOE. Unos meses después, hubo que repetir las elecciones y Sánchez hizo una demostración de fuerza y desautorizó la propuesta de Ximo Puig de presentar candidaturas al Senado en la Comunidad Valenciana en coalición con Compromís y Podemos a los comicios de junio de 2016. En esas elecciones, el PP subió a 137 escaños y el PSOE cayó a 85 y Podemos (71) y los Comunes (12) se quedaron en 83.
Los malos resultados y las opciones para la formación de gobierno terminaron en un estallido, con la dimisión de Ximo Puig y otros 16 miembros de la ejecutiva federal del PSOE, lo que supuso el cese automático del secretario general Pedro Sánchez. Llegaron las primarias y Puig apoyó a Susana Díaz, que terminó perdiendo contra Sánchez, que recuperó la secretaría general.
Ambos, Puig y Sánchez, firmaron un tratado de no agresión y escenificaron la reconciliación con un abrazo en Valencia: “Eres un extraordinario compañero y un extraordinario presidente”, dijo Sánchez.
Desde entonces, las desavenencias se han plasmado sobre todo en torno a la reclamación de Puig de reformar el sistema actual de financiación autonómica que penaliza a la Comunidad Valenciana, una de las causas que ha llevado a esta región a ser la que más deuda tiene en relación con su PIB. Para Puig esa reforma era y es esencial para “evitar desigualdades”.
Esta reclamación primordial para Puig como presidente no se ha visto atendida, tampoco la del reparto de fondos europeos atendiendo al criterio de población y menos aún la reclamación de 16.000 millones en los que se cifra la” deuda histórica” con la Comunidad. De hecho, uno de los acuerdos de Sánchez para obtener el apoyo de Compromís en la investidura fue el de reformar la financiación y dar respuesta a la Comunidad Valenciana, algo que no ha llevado a cabo y ha tensado las relaciones en la Generalitat. Ya en el debate sobre el estado de la Región del año pasado, Puig se quedó solo en esta cuestión.
Así las cosas y tras defender acuerdos de país en esta materia sin que se llegaran a producir y con la posición en contra del PP nacional, Puig se prodigó en la batalla por la armonización fiscal hasta hace cuatro días y contra la bajada de impuestos que llevaba a cabo el PP. En el debate de este año, el presidente hizo el anuncio de su bajada de impuestos.
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