La victoria de García-Page supone el triunfo del socialismo moderado y abre una nueva situación dentro del Partido Socialista. Ya lo había anticipado clm21.es. Las elecciones del eran clave no sólo en términos autonómicos o como punto de partida de las generales de fin de año.
La consulta también va a ser determinante en esa confrontación interna del socialismo español. Militantes y ex altos cargos socialistas (entre ellos ex ministros, secretarios de Estado, subsecretarios, directores generales, alcaldes.) estaban pendientes de los resultados en clave interna. Su vista estaba puesta Aragón y Valencia, pero especialmente en Castilla-La Mancha, Comunidad en la que la mayoría absoluta de García-Page abre la posibilidad a una recomposición interna del PSOE a nivel nacional y, lo que no es menos importante, a unas vías para redireccionar las relaciones con el otro gran partido del país, el PP, al que Sánchez ha denostado y cuyo núcleo duro no ha dudado en emplear cuestiones personales para tratar de desacreditarle. Una línea de la que se desmarcó García-Page reconociendo la solvencia de Núñez Feijóo en unas de sus declaraciones que más ampollas ha levantado en el equipo de Sánchez.
Esa mayoría además ha estado acompañada con una derrota municipal a nivel nacional, lo que crea las condiciones para una contestación del socialismo moderado contra Pedro Sánchez y su núcleo duro, cuya batalla final se producirá tras las elecciones generales.
Pedro Sánchez y su equipo habían planteado estas elecciones como un plebiscito a su presidencia y a su gobierno. Sus propuestas han tenido poco que ver con las Comunidades Autónomas y con las políticas municipales. Algunas de las medidas anunciadas son materia autonómica, pero no han sido tratadas con los responsables de los diferentes territorios, ni tampoco han tenido en cuenta las políticas que se llevan en los mismos, lo que ha sido entendido como un desprecio y un intento de "caudillismo". Los presidentes socialistas han intentado apartarse de Sánchez, pero el tsunami se lleva por delante a todos, excepto a García-Page, que se salva por los pelos.
El manchego sólo coincidió con Sánchez en un mitin, el de Puertollano y en él se mostró frío, esquivo fuera del escenario y muy crítico con los pactos con Bildu durante su intervención, en presencia del presidente Sánchez.