Dos de los principales datos, que ya se conocen referenciados a 31 de marzo, el de la evolución de la tasa de paro y el de afiliación a la seguridad social, apuntan ya a esa línea de ralentización de la economía regional.
La debilidad del mercado laboral en Castilla-La Mancha anticipa un sesgo a la baja en el crecimiento de la región, confirmándose la desaceleración iniciada el año pasado, donde el crecimiento regional se quedó en el 2,5%, muy alejado del conjunto de la media nacional, rompiendo las previsiones del propio gobierno autonómico y de los centros de estudios que habían anticipado un incremento igual o por encima del conjunto del país.
Castilla-La Mancha es la región con peor arranque en los datos de empleo durante el primer trimestre del año, con 9.671 parados más que a finales de 2017. Clm21.es ya había advertido a primeros de marzo de que los datos de ese mes, en el que tradicionalmente comienza un periodo de descenso del desempleo, indicarían si la tendencia negativa de arranque del año persiste. Finalmente, las contrataciones por la Semana Santa tampoco han sido capaces de romper la tendencia. La Seguridad Social ha perdido en nuestra región 10.496 afiliados en los últimos seis meses.
El gobierno regional confía en mejorar las cifras a través de los programas públicos. Ese sistema, que está incluido como una línea de garantía social, se traduce en un empleo precario, temporal y subsidiado. El ejecutivo ha realizado una programación para que ese tipo de contrataciones se mantengan al menos hasta que se celebren las elecciones autonómicas.
La Encuesta de Población Activa (EPA) referida al primer trimestre y en la que se incluyen los datos de paro total, no sólo el de desempleados inscritos en las oficinas del servicio público de empleo, se conocerá el 25 de este mes.
Por sectores, la industria, que aporta el 19,8% de la riqueza regional, ha caído en términos anuales un 1,9% (últimos datos publicados en abril referidos al mes de febrero). Es el segundo peor dato de España. Sólo la Comunidad de Madrid obtiene un peor resultado. A nivel nacional la producción de la industria crece un 3,1%.
En el sector servicios los indicadores de la cifra de negocios crecieron en enero un 5,4%; 1,4 puntos por debajo de lo que lo había hecho en el trimestre anterior.
En el subsector turístico el buen dato lo aporta el incremento de la ocupación hotelera en 1,8 puntos en relación al año pasado. El malo es que, a pesar de ese crecimiento, se destruyeron 104 puestos de trabajo. La rentabilidad media del sector hotelero en Castilla-La Mancha fue de 17,96 euros por habitación, uno de los índices más bajos de España.
Las ventas al por menor (deflactadas, desestacionalizadas y corregidas a efectos de calendario) han crecido en lo que llevamos de año un 0,8%, frente al 2,5 del trimestre anterior.
La suma móvil de los últimos 24 meses de la licitación oficial, según la patronal SEOPAN, registra una caída en lo que llevamos de año del 5,5%. En cambio los visados de obra nueva, según Fomento, han aumentado un 16,8%, frente al 12,1% del trimestre anterior.
El índice de confianza empresarial ha caído un 1,8% y registra el cuarto peor dato de España. El pesimismo sobre las expectativas económicas es mayor que en el conjunto de España, donde el índice retrocede sólo un 0,4%. Es el peor dato de nuestra Comunidad de los últimos cuatro trimestres
Se han reducido las exportaciones en un 2,2% en tasa interanual y la balanza comercial se ha deteriorado un 209,5% en tasa interanual.
A estos datos del sector privado hay que sumar el impacto del sector público. El gobierno regional, consciente de que con el presupuesto aprobado va a estar al límite en el cumplimiento del objetivo de déficit, ya ha recortado casi 200 millones en gasto social y mantiene un férreo control para tratar de dominar cualquier posible desviación. Hasta la fecha no ha cumplido ningún año el objetivo de déficit y el resultado de la gestión de 2018 se conocerá a finales de marzo del año que viene, coincidiendo con la convocatoria de las elecciones. De ahí que extreme el celo. Los datos de febrero indicaban un saldo presupuestario positivo de 53 millones de euros, cifra a la que hay que aplicar los ajustes en términos de contabilidad nacional para determinar el déficit o superávit oficial.
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