Tras la absorción de Banco Popular, la entidad cántabra se prepara para iniciar un ERE con el que pretende abordar la salida de alrededor de unos 1.585 empleados de los servicios centrales y unidades territoriales de apoyo de ambos bancos, donde trabajan unos 7.000 empleados. Además, Santander recolocará a 575 empleados del Popular en otras filiales del grupo, en base a criterios meritorios.
El recorte de empleo se debe a la necesidad de la entidad de eliminar las duplicidades generadas tras la compra del Popular, por lo que las recolocaciones se harán desviando al personal más específico del Popular a Santander Operaciones y Santander Tecnología.
Actualmente, la entidad acaba de iniciar las negociaciones con los sindicatos y se ha fijado el 16 de noviembre como la fecha de inicio formal de la mesa negociadora al amparo de lo contemplado en el Estatuto de los Trabajadores. Por el momento, los representantes sindicales consideran “exagerada” la propuesta del Santander y aspiran a reducir el número de despidos.
Las medidas que propone el Banco Santander para abordar el ajuste de plantilla, en líneas generales, son prejubilaciones a partir de los 58 años y bajas incentivadas. Asimismo, la entidad habría contratado ya los servicios de una agencia de colocación, con el fin de ayudar a recolocar a los empleados salientes en nuevas compañías.
No es la primera vez que el banco recurre a este tipo de agencias, ya en el ERE que llevó a cabo en 2016 consiguió recolocar al 80% de los trabajadores que recurrieron a ella.
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