La cifra final, mucho mayor, se debe, según recogen los administradores concursales en un informe realizado en julio del pasado año, a un elevado endeudamiento del grupo, que fijó sus objetivos en el extranjero, ante el batacazo de la obra pública tras el estallido de la crisis en España. Los administradores afirman que "el grupo trató de reducir estos niveles de endeudamiento alcanzando acuerdos con fondos de inversión, que no se mantuvieron en el largo plazo, y con dos intentos de salir a Bolsa, que resultaron finalmente fallidas".
A día de hoy, Isolux arrastra una deuda total de 5.695 millones de euros, frente al valor de sus activos, que representa un pasivo de 1.865 millones.
En un primer momento estaba previsto que Isolux se acogiera a un concurso de acreedores de carácter temporal, con una duración aproximada de tres meses y que afectaría a alrededor de 634 trabajadores, el 60 por ciento de la plantilla. Finalmente, los trabajadores rechazaron esta opción en asamblea y una amplia mayoría de trabajadores votó a favor del ERE extintivo.
En Castilla-La Mancha, el grupo Isolux ha venido siendo una de las principales compañías en contrataciones con la Administración regional. No en vano perteneció al conjunto de empresas encargadas de la construcción del nuevo Hospital de Toledo. También era propietaria de más de una docena de aparcamientos, que se vio obligada a traspasar con el inicio del preconcurso.
La antigua y malograda Caja Castilla-La Mancha poseía más del 12 por ciento de las participaciones de Isolux. Actualmente es Liberbank, quien absorbió a la CCM y que tampoco pasa por su mejor momento, la que posee menos de un 3 por ciento de las acciones de la constructora.