20/12/2022@10:37:14
Estamos en un tiempo de palabras gruesas, en el que falta serenidad en los que legislan y en los que dirigen. El clima político está en negro y se percibe que empieza a teñir el clima social. Las cosas no se abordan por su esencia, sino por la existencia (léase por la permanencia y por el poder). Cuando se reforman los delitos de sedición o de malversación no se hace por la necesidad de la ley, sino por la necesidad de algunos a los que se ha aplicado la ley. La mayoría da la legitimidad para hacerlo, pero no significa que esté bien hecho como se pretende vender, recurriendo para ello a todo tipo de explicaciones (homologación europea, clima de convivencia en Cataluña…) Cuando una cosa hay que explicarla tanto y de tantas maneras y cuando se aborda por el camino corto y evitando los informes de legalidad de otros órganos, la cuestión es que hay algo más que prisas, impera la existencia sobre la esencia.